Viernes 22 de Enero de 2010 Edicion impresa pag. 3 > Nacionales
ANALISIS: ¿A mí por qué me miran?

Como en aquella noche angustiante del 17 de julio de 2008, el vicepresidente Julio Cobos, vuelve a ser la pieza fundamental para resolver la crisis desatada por los DNU de la presidente Cristina Fernández, sobre el uso de reservas del Banco Central para el pago de la deuda y la remoción del titular de Redrado.

No solo el kirchnerismo está pendiente de lo que haga Cobos y con qué prontitud. También le demandan respuestas expeditivas sus seguidores -los duros con el gobierno y los que aceptan que "lo de Redrado no es sostenible en el tiempo"-; la Unión Cívica Radical que aspira a llevarlo como candidato en 2011; Elisa Carrió, que no lo quiere pero mantiene su alianza con la UCR, y hasta el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, eventual competidor suyo por el espacio del centro derecha.

Anoche, fuentes oficiales se quejaron de la "actitud dilatoria y obstructiva" de la oposición y señalaron que Cobos está en una encrucijada: "Si vota en contra del gobierno, otra vez enfrenta a una medida del Ejecutivo; si lo hace a favor, tendrá que dar explicaciones convincentes a la sociedad". "Lo que no puede es seguir sobreactuando mientras crece la incertidumbre financiera, porque se dilata la reapertura del canje de las deuda, las tasas no bajan y se perjudican los bancos", dijeron. Confiaron que un sector de la Rosada apuesta a que Cobos "se salga rápidamente de las sospechas de conspiración".

Voceros de Cobos, por su parte, señalaron que éste demorará su regreso de Mendoza mientras unifica el discurso de su tropa. "Su voto volverá a ser no positivo, no puede estar a favor de la remoción de Redrado, como pretende Cristina", aseguraron.

Admitieron, no obstante, que tendrá que administrar prudentemente el aval político que le hizo ganar imagen después de que hizo caer la resolución 125 sobre retenciones agropecuarias. Cobos espera hoy un pronunciamiento del jefe partidario, Ernesto Sanz, quien también suele dar una de cal y otra de arena.

ARNALDO PAGANETTI

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