"Trabajar con Clorindo Testa es muy lúdico, muy creativo. Es un juego, con mucha responsabilidad, pero el hecho de hacer un proyecto muy creativo es como si te juntaras a jugar". Lo dice el arquitecto y artista plástico Juan Fontana en la previa a la muestra que ofrecerá junto con el más artista de los arquitectos, Clorindo Testa, en el MNBA neuquino.
Fontana -que comparte proyectos y obras con Testa desde el 89- confiesa su devoción por Da Vinci, en toda su obra, traza algunas reflexiones sobre la relación ente el arte y la arquitectura y habla sobre los trabajos que integran la exposición que se inaugura hoy, a las 21, en el museo de Mitre y Santa Cruz.
La obra que Fontana presenta en el MNBA se denomina "Ciudad Dorada", una instalación compuesta de una pintura, un dibujo y 10. 000 disquetes, convertidos en tablillas (a la manera de las antiguas tablas mesopotámicas y egipcias), con nueva información: signos, marcas y tramas, que aparentan ser mapas con ubicación de posibles tesoros. Otro eslabón de una trayectoria de décadas que se inició en Buenos Aires en 1978 en los talleres de Olivera, Messil, Renzi, Páez, Noé y continuó hasta compartir espacios con Clorindo Testa y presentar sus trabajos en diversas exposiciones y concursos nacionales e internacionales.
"La Ciudad Dorada -cuenta Fontana- hace referencia a la mítica ciudad que buscaban los conquistadores. La ciudad que nunca encontraron, que todos seguimos buscando, porque en el fondo parece que uno busca algo que nunca encuentra. La idea de esconder algo, ocultarlo en algún lugar secreto, con la intención de verlo después es una sensación mágica que aún me acompaña".
A la instalación se suman bocetos y planos de once proyectos arquitectónicos de estos dos exponentes de la arquitectura argentina (tres de ellos ganadores de primeros premios) y varias pinturas de Clorindo Testa, que trazan un recorrido por diferentes épocas del artista.
-¿La arquitectura y las artes plásticas van juntas?
-Son dos artes que van juntas, porque el mecanismo lúdico, creativo, se pone en marcha en las dos. Pero a la vez son cosas diferentes. Porque la obra de arquitectura, para materializarla, necesita muchos elementos más. Interviene el cliente, un sistema productivo, los recursos económicos son diferentes. En cambio en una obra de pintura trabajo con los recursos que dispongo.
-¿Pero el proceso creativo es el mismo y la rigurosidad es la misma?
-Sí, pero depende de cada artista. En mi caso la rigurosidad es la misma, lo único que tenés es otro tipo de responsabilidad, porque como arquitecto te pones más obsesivo ya que tenés que cumplir con un montón de normas. Mientras que la pintura es distinta: con un lápiz y un papel podés hacer una obra. La responsabilidad es la misma porque la honestidad que tenés como artista es la misma.
-¿Una obra de arquitectura es arte?
-El arquitecto presta un servicio. Para que el espacio se convierta en arte, primero hay que tener en cuenta el sitio, los materiales, la necesidad. La gran diferencia que hay entre una manifestación plástica y una obra arquitectónica es que en la primera no hay límites. Pero si no hubiera una necesidad no habría arquitectos. Es el disparador para poder crear algo.
-¿La arquitectura expresa el espíritu de una época?
- Sí, claro, porque es un hecho cultural. Las obras que están buenas representan un pensamiento, las que están malas representan otro. El arquitecto tiene un límite, podés negarte o podés intentar hacer algo bueno.
Clorindo testa
Clorindo Testa, arquitecto y pintor argentino nacido en Nápoles, es considerado como uno de los más destacados artistas de América Latina. En su niñez le gustaba construir barcos y pensó por ese motivo que la Ingeniería Naval sería su destino, pero eligió finalmente estudiar en la Facultad de Arquitectura.
Influido por Le Corbusier, se graduó en 1948, trabajando como dibujante junto al equipo Austral formado por Ferrari Hardoy, Vivanco y Bonet, quienes desarrollaron el Plan Regulador de la Ciudad de Buenos Aires. Luego pasó dos años viajando con sus compañeros por Europa.
"Vivía en Roma -expresó el arquitecto en una oportunidad-, daba vueltas con mis amigos recorriendo y dibujando ciudades... En un momento me di cuenta de que no podía estar más tiempo así, tenía que trabajar y fue entonces cuando regresé".
En 1951, de vuelta en Buenos Aires, comenzó su carrera como artista y arquitecto. Entre sus obras se destacan el edificio del Centro Cívico de Santa Rosa (La Pampa, 1956), el Banco de Londres (1959), la Biblioteca Nacional (1962) y el Hospital Naval Central (1970). A través de dibujos, pinturas, esculturas e instalaciones, Testa se ha ocupado de reflexionar -entre otras cosas- sobre la mortificada existencia urbana de hoy, la transformación de las ciudades y las fábulas de nuestro tiempo.
Agencia Neuquén