Es China una nueva superpotencia? El gigante asiático se va a convertir este año en la segunda economía mundial, después de Estados Unidos, desplazando a Japón. Además, desbancará a Alemania como primera nación exportadora del mundo.
Como dueño de las mayores reservas internacionales, China funge como banco particular y mayor prestamista de Estados Unidos, país atenazado por una deuda gigantesca.
Mientras que EE. UU. pierde importancia como última gran superpotencia, China está ascendiendo como destacado actor en el escenario internacional y hoy está más fuerte que nunca. Con su primera prueba de un sistema de defensa antimisiles, el pasado 11 de enero, el gigante asiático puso de relieve, además, su creciente fuerza militar.
Los expertos coinciden en que la crisis económica global ha cambiado la correlación de fuerzas en el mundo a favor de China. Con un impresionante crecimiento económico del 8,7% en el 2009, el país ha demostrado que es, pese a sus propios problemas, la locomotora de la coyuntura mundial.
"Es muy obvio: China es una potencia emergente, mientras que el poder de Estados Unidos está disminuyendo en términos relativos", constata la investigadora Yu Yingli, del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai. "La capacidad de Estados Unidos de asumir el liderazgo mundial es cada vez más débil".
El propio presidente norteamericano, Barack Obama, ha subrayado que los grandes problemas del mundo -la disputa nuclear con Irán y Corea del Norte, la crisis económica global o la lucha contra el cambio climático- no se pueden resolver sin la cooperación de China.
Sin embargo, la fracasada cumbre mundial de Copenhague sobre el cambio climático puso al descubierto la contradicción que acompaña el ascenso de China: por un lado, el mayor emisor de gases de efecto invernadero actúa, tan sólo por su enorme tamaño, como una gran potencia, pero por el otro, rechaza asumir la responsabilidad especial que conlleva este papel.
Todo el mundo está mirando hacia China y otorga al gigante asiático, tan sólo por esta actitud expectativa, la aureola de una superpotencia. Sin embargo, a los líderes chinos no les entusiasma mucho la idea, muy discutida, de formar un "grupo de los dos" (G2), una asociación con Estados Unidos para afrontar los desafíos globales.
Siendo el país en vías de desarrollo más grande del mundo -el 10% de sus 1.300 millones de habitantes sigue viviendo en la pobreza-, China ya tiene suficientes problemas que resolver por sí sola, argumenta el primer ministro Wen Jiabao. Y es que incluso en el caso de que se convierta pronto en la segunda mayor economía mundial, ni siquiera ocupa el lugar número 100 en el mundo en cuanto al monto de su Producto Interno Bruto per cápita. Por otra parte, al régimen comunista chino le gusta mostrar sus nuevos músculos cuando se trata de sus "intereses medulares": el desarrollo económico y la preservación de la integridad territorial, en el Tíbet, en Xinjiang, Taiwán, en la disputa con sus vecinos sobre la soberanía de algunas islas y las reservas de materias primas.
ANDREAS LANDWEHR
DPA