Con una interna partidaria que se realizará este año para elegir autoridades en el Movimiento Popular Neuquino (MPN), la alineación pragmática de Jorge Sapag con el kirchnerismo implicará la práctica de un ejercicio de creciente y delicado equilibrio a lo largo del 2010.
El gobernador tendrá que navegar entre los que no quieren saber nada con el gobierno de Cristina Fernández, aquellos que quieren mantener una relación simétrica con Nación y los que apoyan la gestión presidencial hasta por convicción.
La interna no tiene fecha aún pero se debe realizar este año. Se transformará en el punto de partida de la carrera electoral del 2011 por los cargos provinciales y la intensidad de la batalla es una incógnita, pese a que hoy desde todos los sectores se afirma que trabajarán para lograr la unidad.
El gobernador tiene el ofrecimiento de Néstor Kirchner para conformar una alianza, pero Sapag está hoy muy lejos de ofrecer una respuesta a este pedido. Lo único que hizo al respecto fue divulgar el contenido de la propuesta para medir reacciones. Algunas opiniones ya comenzaron a llegar.
"Una alianza electoral significaría la ruptura del MPN", dijo esta semana una fuente del partido que integra un sector que trabaja por afuera del sobischismo y del proyecto del gobernador Sapag.
Los sobischistas rechazan de plano cualquier acercamiento a Kirchner, mientras que alguna rama de la familia Sapag estaría más dispuesta a analizar la alternativa.
"Con o sin Kirchner, el tema de las alianzas electorales se transformará en debate en la interna", vaticinó otra fuente del oficialismo alineada con el gobernador.
El partido provincial tiene muy incorporado el sentido de autosuficiencia porque ha gobernado casi cinco décadas esta provincia sin auxilio.
La mayor concesión del MPN en esta materia ha sido la aceptación de las denominadas listas colectoras con fuerzas aliadas de raíz menemista, un ensayo que primero se puso en práctica en la gestión de Jorge Sobisch y después continuó con Sapag.
La interna es una cuestión más a resolver para el gobierno en un año que se perfila complejo en varios frentes.
El esperado alivio del 2010 parece que no llegará enseguida sino que habrá que esperar al segundo semestre. Eso es lo que dijo Sapag esta semana cuando pidió, una vez más, prudencia a la dirigencia sindical a la hora de reclamar aumento de sueldo.
Habitualmente enero es un mes de descanso en materia de reclamos y conflictos sociales. Pero en febrero, que está muy cerca, se reactivan actividades como las clases, que este año comienzan a fin del próximo mes.
Las conducciones gremiales de los sindicatos que agrupan estatales y docentes aún no han dispuesto paros, pero sí han dejado constancia de sus demandas. Sólo es cuestión de tiempo para que, en caso de no avanzar con las negociaciones en las próximas semanas, se definan medidas de fuerza.
En el gobierno saben que tendrán dificultades para frenar la ola de reclamos. Mientras tanto, siguen apostando a conseguir mayores recursos alrededor del tradicional negocio de los hidrocarburos.
Sapag habla de la recuperación de la economía en el segundo semestre porque espera recibir los efectos del denominado programa gas plus que tiene precios diferenciados.
Existen otras variantes, sobre las que no se avanzó, para sumar ingresos. Se trata de negociaciones complejas que incluyen a las provincias y a la Nación por la distribución de los fondos de coparticipación.
El objetivo consiste en recuperar diez puntos perdidos de la distribución primaria para todas las provincias. Sería saltar del 24% al 34%, sin discutir la distribución secundaria, es decir el porcentaje que le corresponde a cada provincia para eliminar discordia en torno a la puja redistributiva de estos recursos.
En ese tema viene trabajando el diputado del MPN José Brillo en el Congreso de la Nación, aunque no hubo avan- ces porque falta voluntad política para modificar lo ya establecido.
La cuenta que hace el legislador neuquino es la siguiente: esa mejora en diez puntos representa 40.000 millones de pesos adicionales para distribuir entre todas las provincias y Neuquén; manteniendo un índice de distribución secundaria del 1,7%, se beneficiaría con 700 millones pesos anuales.
El reclamo de máxima es la devolución del 15% que las provincias cedieron de la coparticipación federal de impuestos cuando se privatizó, a principios de los 90, el sistema jubilatorio. "Ahora que volvió al Estado, ese 15% debería regresar a las provincias y entonces la porción de distribución primaria sería no del 24% ni del 34% sino del 39%", razonan en el oficialismo.
Sobre el gas existen otras propuestas como establecer en tres dólares el precio en boca de pozo por millón de BTU, lo cual agregaría recursos por otros 700 millones de pesos al año.
También está la propuesta para establecer una relación de precios entre el valor del petróleo y el del gas. De aplicarse este sistema, el precio del fluido subiría o bajaría según el comportamiento que tenga el barril de crudo en el mercado internacional.
En todos los casos se trata de herramientas para aumentar los ingresos. Las dos mencionadas -la suba porcentual de la distribución primaria de la coparticipación y el precio del gas en tres dólares- sumarían 1.400 millones de pesos, una cifra que en tiempos de crisis, como el que describe el gobernador Sapag, equivaldría a contar con un tubo de oxígeno para transitar otro año tal vez menos asfixiante que el 2009 pero igualmente difícil.
GERARDO BILARDO
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