Lunes 18 de Enero de 2010 > Sociedad
El eterno segundo hombre: Astronauta Edwin Aldrin cumple 80 años
Aldrin tenía 39 años ese recordado 21 de julio de 1969, pero desde antes se había colmado de éxitos: fue el primer astronauta con un doctorado, fue uno de los muy pocos astronautas que no necesitó ganarse los méritos como piloto de pruebas en la Fuerza Aérea.

 Ser el segundo es siempre un papel difícil. Ser el segundo hombre que pisa la Luna es casi como una maldición, porque significa fama, pero que tiene un gusto más amargo que la bilis.

También la ironía, con la que Edwin "Buzz" Aldrin intenta enfrentar el hecho de que hace cuatro décadas puso un pie sobre suelo lunar 19 minutos después de Neil Armstrong, suena realmente forzada.

 "Neil debía ser el primer hombre que caminara sobre la Luna, yo soy el primer hombre que se orinó en sus pantalones en la Luna", dijo una vez Aldrin, quien el 20 de enero cumple 80 años.

Tras unos años turbulentos y difíciles, el hombre parece haber encontrado el equilibrio y sigue entusiasmado con la astronáutica.

Aldrin tenía 39 años ese recordado 21 de julio de 1969, pero desde antes se había colmado de éxitos: fue el primer astronauta con un doctorado, fue uno de los muy pocos astronautas que no necesitó ganarse los méritos como piloto de pruebas en la Fuerza Aérea.

Además, Aldrin fue el piloto que condujo el módulo lunar "Eagle" en la Luna. Sólo poco antes de la misión, la agencia espacial estadounidense NASA decidió que el comandante Armstrong sea el primero.

El tercer hombre de la misión Apollo 11, Michael Collins, quien se tuvo que quedar en la nave espacial y sólo pudo se observador del espectáculo en la Luna, relató que hubo verdaderas desaveniencias entre Aldrin y Armstrong durante la salida, algo que por supuesto nunca podría ser reconocido oficialmente.

Aldrin sólo pudo disfrutar poco tiempo la supuesta fama dulce. El vacío interior y la falta de perspectiva se apoderaron de él después de su viaje heroico.

¿Qué puede hacer aún un hombre que caminó en la Luna? Cayó en depresiones, comenzó a beber y se convirtió en alcohólico.

Otra decepción fue que no fue ascendido a general. Sufrió un colapso nervioso y dos matrimonios fracasaron.

Simplemente le faltaron objetivos nuevos, escribió en 1973 en un libro, que relató su triste historia. El libro se titula "Regreso a la Tierra", pero el regreso fue lo más difícil.

Aldrin, hijo de un ex piloto del Ejército de Nueva Jersey, fue astronauta y soldado por vocación.

Se graduó en la Academia Militar de West Point en 1951 como el tercero mejor de su promoción.

En la Guerra de Corea realizó 66 vuelos de combate y derribó dos jets enemigos MiG.

Su apodo como piloto era "Buzz", que se convirtió en su nombre de pila entre los estadounidenses. A mediados de la década de 1950 fue trasladado por tres años a la base aérea de Bitburg, en Alemania. En 1963 ingresó en el programa de la Luna de la NASA.

Sin embargo, tras la aventura en la Luna terminó la suerte para Aldrin.

Debía ser un secreto que Aldrin ingresó a comienzos de la década de 1970 en la unidad de psiquiatría del Hospital de la Fuerza Aérea en San Antonio.

En 1972 abandonó la Fuerza Aérea, fundó una empresa de astronáutica, de investigación y de diseño, se probó como asesor de una compañía petrolera, como vendedor de Cadillacs y como soporte publicitario para la automotriz Volkswagen.

Sin embargo, hasta hoy, el hombre no perdió su entusiasmo por los viajes espaciales. Recientemente condenó con un mordaz comentario el compromiso más bien escaso del presidente Barack Obama.ñ"La máxima es: ir a Marte pero no regresar a la Luna", opinó Aldrin durante los festejos por el 40 aniversario de la llegada del hombre al satélite artificial de la Tierra.

La humanidad debería ponerse objetivos, el impulso de investigar es innato, los límites están para correrlos cada vez más.

"Podríamos haber hecho mucho más", criticó. El gobierno y la NASA desaprovecharon la misión lunar para entusiasmar a largo plazo a las personas con la astronáutica.

"En Marte podría haber vida", según Aldrin, "por este motivo deberíamos ir allí y ver". Al decirlo, al "eterno número dos" le brillan los ojos, como a una persona joven.

 

dpa

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí