- Lo noto muy activo, siempre en conferencias, charlas?
- No aflojo? Sí, sí, estoy bien. Me invitan mucho a dar charlas sobre lo que sé, sobre lo que puedo hablar, sobre lo que he investigado, escrito? de las cosas a las que me he entregado con convicción, con decisión? cosas que uno amó y ama.
- ¿Qué palabra define toda esa historia, esa lucha?
- No sé si es una palabra, en todo caso es la decisión de luchar en favor de la justicia, de la dignidad del ser, de la igualdad, la libertad y la justicia como realidad para todos, no sólo para algunos. Yo lucho por todo eso y a todo eso me dedico investigando la historia.
- ¿Qué siente hoy cuando, a tantos años de haberla publicado, mira los volúmenes de "La Patagonia rebelde"?
- Que cumplí con un dictado de mi conciencia, con un compromiso que, quizá sin asumirlo como tal pero en el fondo fue eso, se fue formando de a poco, con los años, desde el momento en que había escuchado hablar a mi padre de esa tragedia, de esos cientos de asesinatos de humildes trabajadores en la Patagonia? Siento que ayudé a quitar el silencio con que el sistema había sepultado aquella atrocidad?
- Félix Luna le dijo a usted que se sabía muy poco de las huelgas de la Patagonia y que, por eso, en la biografía de Irigoyen que escribió, sólo le dedicó una línea al tema?
- Fui yo el que le dije a Luna que no podía resolver en una línea la masacre de trabajadores ejecutada por el Ejército Argentino en la Patagonia durante el primer gobierno de Hipólito Irigoyen? ¿Cómo que no se sabía nada? Que el tema estaba tapado, estaba tapado; pero esto no quiere decir que los radicales, muchos radicales, no supieran lo que había sucedido y de las responsabilidades que tenía Irigoyen sobre esa matanza de humildes trabajadores explotados por los estancieros. Durante toda la intervención del Ejército Argentino en Santa Cruz, de todos los fusilamientos y torturas ejecutados por tropas bajo el mando del teniente coronel Varela -hombre de Irigoyen-, Irigoyen estuvo perfectamente informado de lo que sucedía a través de su ministro del Interior que, a su vez, recibía la información vía telegramas que le enviaba el gobernador de Santa Cruz, que tenía muy en claro lo que estaba haciendo Varela. Durante mi investigación, yo accedí a esos telegramas cifrados. Toda mi investigación sobre la masacre está debidamente fundada en documentos y en los relatos de mucha gente que vivió aquellos acontecimientos, gente que pude entrevistar y que era mucha en los años 60 cuando comencé la investigación? Félix Luna llegó a decir en una mesa redonda que compartimos, que "Bayer se equivocó cuando hizo la investigación" sobre aquellos asesinatos? "se equivocó totalmente". Argumentó que por aquel tiempo la Patagonia estaba muy incomunicada con el resto del país y con el gobierno nacional? y entonces, claro, Irigoyen no se enteró de nada. Y con ese argumento intentó desjerarquizar mi investigación, mis conclusiones. Pero precisamente, los telegramas cifrados enviados por el gobernador de Santa Cruz al ministro del Interior de Irigoyen, muestran cabalmente que no había tal incomunicación. Irigoyen calló durante la masacre y después, cuando su partido, el radicalismo, impidió investigaciones sobre lo sucedido. Y calló porque estuvo de acuerdo con el método aplicado por Varela y sus asesinos. A Irigoyen lo que le interesaba era que se pusiera fin a las protestas de los trabajadores a cualquier precio, aun masacrando. Esta es la verdad, la realidad. Que vengan los radicales a desmentirlo, pero que vengan con documentos, con argumentos, no con voluntarismo? Si no me creen a mí, ¿por qué el radicalismo no pone gente a estudiar lo sucedido en la Patagonia y se expide oficialmente sobre el tema? Pueden hacerlo, tienen los recursos para hacerlo? Que fijen posición ante tanta sangre, tanta muerte. Lo sucedido, aquellas masacres, no fueron menores. No hay masacres menores: hay masacres. Y sobre las de la Patagonia, están los documentos, los testimonios que respaldan la responsabilidad de Irigoyen sobre esa sangre.
- ¿Sigue reclamándole al Comité Nacional de la UCR que haga una autocrítica de sobre aquellos hechos?
- ¡Por supuesto! Cada vez que asume un nuevo presidente de la UCR y el consecuente Comité Nacional, le escribo diciendo que deben definirse ante un hecho terrible sucedido durante un gobierno de su partido en manos del líder que tanto aman? ¿Cómo el "partido del derecho", el "partido de las libertades", el "partido de esto y lo otro" no puede asumir con dignidad una actitud crítica sobre esos crímenes?
- ¿Le responden?
- ¡Qué van responder! Ni siquiera acusan recibo. En una oportunidad, cuando Rodolfo Terragno, del que soy amigo y con el cual hemos mantenido una interesante polémica sobre nuestro pasado, fue elegido presidente de la UCR, le pregunté si se encargaría de fijar posición sobre aquellas masacres. "Yo me encargaré del caso", me dijo. Claro, todavía estoy esperando? Para muchos radicales soy en diablo?
- Reflexionado el tema desde la revisión de los hechos, uno puede deducir que el Ejército Argentino tuvo más dignidad que la UCR; me refiero al libro que por los ´90 publicó el teniente coronel Punzi?
- Sí, Orlando Mario Punzi? "La tragedia patagónica: historia de un ensayo anarquista". Su interpretación sobre lo sucedido es errónea. Sostiene, entre otras cosas que además son falsas, que las huelgas llegaron alentadas por Chile. Algo que no es cierto. Tanto no es cierto que el propio Chile le ofrece al gobierno argentino reprimir en conjunto. Las propias derechas chilena y argentina, expresadas en sus vertientes de Ligas Patrióticas, toman contacto a respaldar la represión y accionar en conjunto si es necesario. Punzi procura, sin éxito, el argumento de que todo se debió a un intento chileno por generar caos en la Patagonia y así este militar explica los asesinatos.
Pero yo siempre aconsejo: hay que leer el libro de Punzi y compararlo con mi investigación? Ese es el mejor método para formarse opinión, ¿no?
CUANDO FIDEL LO ECHÓ
A comienzos de este año, Osvaldo Bayer recordó -vía una entrevista realizada por la revista "Sueños compartidos" - un hecho de su vida que, si bien es conocido, quizá nunca había rememorado con la minuciosidad de ahora. Se trata del día que el régimen de Fidel Castro lo echó de Cuba. En síntesis:
Integrando una delegación de argentinos, el 1 de enero de 1960 Bayer llega invitado a La Habana para asistir al primer aniversario de la Revolución. Al día siguiente, el "Che" Guevara los invita a su casa por la noche. Bayer aprovecha las horas previas para conversar con Rodolfo Walsh, por entonces miembro de "Prensa Latina", la agencia de noticias forjada por la Revolución que comenzó dirigiendo el argentino Jorge Massetti y entre sus primeros periodistas estuvieron, entre otros, Gabriel García Márquez y Rogelio García Lupo. Walsh tenía como pareja a "Piri" Lugones (*) quien, al enterarse de que esa noche Bayer se entrevistaría con el "Che", se empecinó en acompañarlo. Bayer le dijo que el encuentro estaba previsto sólo para la delegación argentina. "Escuchame, no te hagas el burguesito. Yo te agarro del brazo y entro con vos", le respondió "Piri". Y así fue. Claro, para Bayer la decisión de "Piri" tuvo sus consecuencias.
"Una vez que terminó la charla (con el "Che") volvimos al hotel", cuenta Bayer a "Sueños compartidos". Y acota: "Piri se fue a su casa. Estábamos discutiendo lo que habíamos vivido con el "Che" y, de pronto, viene un negrazo, dicho en porteño, y me pregunta si soy "Osvaldo Bayer: me tiene que acompañar".
Y me llevó a un entrepiso, abajo, me hicieron pasar a una oficina donde había también otro negrazo que me dice "documento". Mira mi pasaporte como si ahí estuvieran todos mis pecados y mis filiaciones políticas y lo guarda en un cajón. Me dice "le voy a hacer una pregunta: ¿por qué hizo entrar a su amiga -queriendo decir amante-, a lo del compañero "Che" si sabía que ella no estaba invitada?". Le digo: "no, yo no la hice pasar". "¿Pero cómo me va decir eso?, iba tomada del brazo suyo", me dice. "Sí, tiene razón, pero yo esperé que la guardia la parara. Yo no estoy acostumbrado a decir "esta señora no pertenece", tiene que ser la guardia policial la que la pare". El tipo me dice: "no le creo", y me empezó a tratar tan mal que le digo: "mire, señor, yo le estoy diciendo la verdad, y si usted no me cree resérveme el primer avión de Cubana y dejo Cuba si piensan que soy un espía político". Me miró de arriba abajo, y me dijo: "ya está hecho, usted sale en el avión de ahora, a las 5.30 de la mañana". Pensé: hay que ser desgraciado, no había hecho absolutamente nada. Recién pude regresar a Cuba 33 años después, en 1993. Cuando les conté como fue el episodio, los escritores (cubanos) me hicieron un desagravio. Y en Buenos Aires, dos años después del encuentro con el "Che", estaba mirando libros en la calle Florida, y alguien de atrás me tapó los ojos. Por ciertas protuberancias que sentí en mi espalda, me di cuenta de que era una mujer. La "Piri". Y me dice: "cómo te cagué, nene. ¿no?" ¡Me dio tanta pena cuando me enteré de su desaparición..!.
(*) "Piri" Lugones era nieta del poeta Leopoldo Lugones e hija de "Polo" Lugones, que durante la dictadura de José Félix Uriburu, se hizo cargo con el grado de comisario de la sección Orden Político de la Policía Federal. Fue "Polo" Lugones quien comenzó a aplicar sistemáticamente la picana eléctrica como método de tortura contra opositores políticos. Abuelo de extrema derecha y padre sanguinario, llevaron a "Piri" a presentarse en los ´60 con un clásico: "Nieta del fascista, hija del torturador". En los ´70, "Piri" se integró a Montoneros.
Durante la última dictadura, fue secuestrada por un grupo de tareas de la Esma. Está desaparecida. Años después, su hijo Alejandro optó por el mismo método que su bisabuelo y su abuelo para salir de este mundo: el suicidio.