VIEDMA (AV)- Dos policías que estaban desempeñando tareas el viernes al mediodía, cuando se produjo el suicidio del joven de 21 años en el calabozo de la Comisaría 1° de Viedma, fueron desafectados preventivamente de sus funciones hasta tanto se aclare lo sucedido y se establezca si tuvieron responsabilidad por acción u omisión en el trágico desenlace del muchacho.

En tanto ayer fueron sepultados los restos del chico que ese día, poco antes de las 12 había tenido una fuerte discusión con sus padres. Aquel episodio alcanzó un alto grado de violencia, al punto que una de sus hermanas decidió llamar a la policía para que lo controle.

Las fuentes policiales confirmaron que el chico estaba ebrio cuando fue retirado del lugar y fue trasladado a la Unidad que se ubica en la esquina de Mitre y Alem. Allí se lo alojó en una de las celdas comunes, apenas provista por una litera de cemento, luego de que se le retiraran aquellos elementos que rutinariamente la Policía quita para evitar acciones contra la integridad de los detenidos o demorados, tales como cordones y el cinto. Sin embargo, el joven utilizó una campera para atarla a la sólida cama y se la sujetó al cuello, lo que le provocó la muerte.

Las autoridades policiales informaron que por la tarde, al ser notificados de lo ocurrido, los padres del chico se trasladaron hasta el Hospital. 

En ese sitio, ante una nueva distracción policial, el progenitor logró traspasar la custodia y accedió a la morgue donde se encontraban los médicos forenses en pleno estudio, con el cadáver sobre la camilla. Hubo un escándalo en el lugar y, producto de la desesperación, el padre alcanzó a golpear a uno de los profesionales, aunque luego pudo ser calmado.

La investigación judicial sobre lo sucedido sigue su curso en manos de la fiscal Daniela Zágari y el juez

Carlos Reussi, al tiempo que en el ámbito administrativo policial también se labran actuaciones para determinar posibles sanciones.