MADRID.- Rondan la treintena, muchos de ellos se conocen y respetan de tanto recorrer festivales con sus cortos, tienen a sus espaldas una amplia formación y llegan insuflando aire fresco a las industrias de sus respectivos países: una nueva generación de cineastas pisa fuerte a ambos lados del Atlántico.
Y están dando mucho que hablar.
Apenas basta un repaso por los principales certámenes cinematográficos del 2009 para ver cómo estos realizadores cobran protagonismo en el panorama internacional: "La teta asustada", de la joven peruana Claudia Llosa, se hizo con el Oso de Oro en la Berlinale, donde también triunfó el argentino Adrián Biniez con "Gigante", una coproducción entre Uruguay y su país natal que además recibió el Premio Horizontes en el Festival de San Sebastián.
El certamen donostiarra distinguió asimismo a Javier Rebollo ("La mujer sin piano") como mejor director, mientras que Isaki Lacuesta ("Los condenados") se llevó el premio Fipresci de la crítica internacional.
Y la lista no acaba ahí: "Cinco días sin Nora", de la mexicana Mariana Chenillo, fue coronada mejor película en el Festival de Mar del Plata, y la cinta chilena "La Nana", de Sebastián Silva, podría alzarse hoy con un Globo de Oro tras su paso por Sundance y Huelva.
"Soy un convencido del nuevo talento, y una pieza fundamental de los festivales es abrir puertas", señala el director del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, Eduardo Trías.
En su opinión, es "evidente y obvio" que se ha producido un cambio generacional en América Latina, con la confluencia de nuevos realizadores que convierten el panorama actual en "un momento especialmente interesante para disfrutar del cine".
Este "momento" viene marcado principalmente por tres circunstancias: En primer lugar, señala Trías a DPA, los jóvenes cineastas latinoamericanos poseen una amplia formación, en muchos casos internacional, favorecida también por las nuevas tecnologías.
Además, países como Chile o México "se han separado del cine político y de protesta de generaciones anteriores" acercándose a la realidad social desde un ángulo más emotivo.
Y esa renovación de temas y géneros, que tiene una "vocación más universal" y en ocasiones estética, enlaza finalmente con el deseo de acceder a nuevos mercados.
Sin olvidar el empujón de las coproducciones.
Así, en el 2008 el brasileño José Padilha se alzaba con el Oso de Oro en la Berlinale, mientras desde México despuntaron un puñado de jóvenes directores junto al ya consolidado Carlos Reygadas ("Luz silenciosa"), como Fernando Eimbcke ("Lake Tahoe") o Yulene Olaizola ("Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo").
En Argentina, el nuevo cine que comenzó a finales de los 90 de la mano de realizadores como Adrián Caetano ("Pizza, birra, faso"), Pablo Trapero ("Mundo grúa") o Lucrecia Martel ("La ciénaga"), sigue sumando adeptos.
Entre ellos figuran Matías Piñeiro con "Todos Mienten" o Julia Solomonoff con "El último verano de la Boyita", que el año pasado concursaron en el Bafici y en San Sebastián.
¿Y qué ocurre con Hollywood?
Casos como el de Federico Álvarez demuestran que "la Meca del cine" no es ajena a este fenómeno, sino todo lo contrario: este uruguayo de 31 años que desde los ocho filmaba efectos especiales con muñecos estrenó a finales del 2009 el corto "Ataque de pánico" en YouTube.
Su invasión de un ejército de robots alienígenas sobre Montevideo lleva ya más de cinco millones de reproducciones en el canal on-line y, a los pocos días de colgarlo, a Álvarez le llovieron las ofertas. Ahora se prepara para debutar en el largometraje junto a Sam Raimi, director de "Spiderman".
Nada nuevo: además de la terna mexicana compuesta por los exitosos Guillermo del Toro, Alejandro González-Iñárritu y Alfonso Cuarón, en Brasil, otra de las grandes industrias latinoamericanas, el último en dar el salto a Hollywood ha sido Heitor Dhalia, que acaba de firmar con Lakeshore para dirigir "April 23", tras presentar en Cannes "À deriva". Todo ello sin dejar de lado otros nombres menos conocidos, como por ejemplo los españoles Carlos Baena y Rodrigo Blaas, que trabajan desde el 2002 en Pixar.
Y mientras, al otro lado del Atlántico asoma un "cine de autor" encarnado en una nueva generación de realizadores que buscan quitarse la etiqueta de "minoritarios" y llegar al gran público, señala Gregorio Belinchón, crítico de cine del diario "El País".
Desde Jaime Rosales ("La soledad", "Tiro en la cabeza") a Nacho Vigalondo ("Los cronocrímenes"), pasando por Marc Recha ("Petit Indi"), Albert Serra ("El cant dels ocells") o Koldo Serra ("Bosque de sombras"), estos jóvenes cineastas no creen que sus películas deban encasillarse en un solo género, sino que se sirven de ello para abordar temas más profundos y son también muy cuidadosos con el aspecto visual, sostiene Belinchón.
Eso, sin quitar ojo a los premiados cortometrajistas que desembarcarán en el largo en 2010: Eduardo Chapero Jackson ("Alumbramiento") debuta con "Verbo" y Oskar Santos competirá en febrero en la sección Panorama de la Berlinale con "El mal ajeno", producida por Alejandro Amenábar.
(DPA)