Al igual que otros veranos, enero repite una rigurosa rutina. Es el mes en que falta agua en la capital y en algunas ciudades del interior, el de los conflictos gremiales de baja intensidad y de vacaciones obligadas para buena parte de los empleados públicos.
La provincia quedó casi en piloto automático. No está el gobernador Jorge Sapag y la mayoría de los ministros tampoco porque se tomaron vacaciones. Durante estos días, la ministra de Hacienda, Esther Ruiz, se ocupa de la mayoría de los asuntos del Estado.
Enero es habitualmente un mes en el que la política se presenta en envase light, sin lugar para las estridencias. Pero en el radicalismo subieron las calorías cuando Eduardo Benítez, presidente del partido, salió al cruce del intendente Martín Farizano.
Las declaraciones de Benítez se metieron en la enredada interna del gobierno municipal, que también comenzó el año sin jefe porque el intendente se tomó un descanso.
Benítez dijo que Farizano llegó a ese puesto porque "lo puso" Horacio Quiroga, diputado nacional y candidato a gobernador de la Unión Cívica Radical en el 2011.
Los tres actores pertenecen al mismo partido pero tienen aspiraciones y responsabilidades diferentes que bifurcan sus caminos de cara al 2011.
Quiroga quiere sumar desde la crítica y se muestra opositor en la provincia y con el gobierno nacional; Benítez recompuso con el ex intendente hace tiempo y quiere seguir con su carrera, al menos como legislador. Y Farizano debe gobernar dos años más con una alianza de partidos multicolor que colisiona con los intereses de sus correligionarios, en particular con los de Quiroga.
Antes de finalizar el año el intendente radical de la ciudad de Neuquén marcó territorio y dijo que estaba dispuesto a pelear el partido, enfrentando a Benítez y a Quiroga.
La respuesta llegó hace pocos días a través de Benítez, que también acusó a Farizano de actuar más por conveniencia que por conducta partidaria.
Quiroga intervino en la polémica y dijo que Benítez está en la presidencia del radicalismo porque lo puso Farizano, tras llegar a un consenso interno. Luego bajó los decibeles al intercambio de declaraciones y sostuvo que el intendente tiene derecho a formalizar las alianzas que considere convenientes.
Sin embargo, para Quiroga existe un inocultable punto de fricción: la buena relación que tiene Farizano con el gobernador Sapag y con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no es la mejor opción para el candidato radical. El legislador nacional preferiría contar con un guerrero al frente de la intendencia y no con un amigo de sus adversarios.
Farizano tiene un frente interno complejo en su partido y al mismo tiempo atraviesa un delicado momento en la gestión municipal.
Antes de finalizar el año les pidió la renuncia a todos sus colaboradores, prometió realizar cambios profundo para encarar los próximos dos años, pero no hubo ajustes de fondo sino sólo retoques que aún no terminaron.
La alianza municipal integrada por diferentes fuerzas políticas se va metiendo lentamente en las elecciones. Este año, el desafío de los partidos que integran la coalición gobernante será lograr la supervivencia de un proyecto que ya tiene desertores, algunos desde hace tiempo, como Recrear y más recientemente Libres del Sur.
El gobierno de Sapag también debe pasar el examen de un año preelectoral. Tendrá una interna partidaria para la elección de autoridades del Movimiento Popular Neuquino (MPN), enfrentará nuevos reclamos salariales de los sindicatos estatales y se moverá con un presupuesto que fue presentado como inelástico, sin incrementos en los haberes.
El 2010 es una vidriera especial para todos los que están en carrera para la renovación de cargos en el 2011. El escenario se está moldeando con tres actores principales: el candidato que surja de las filas del Movimiento Popular Neuquino, el radicalismo con Quiroga como cabeza de lista y un tercero que aún no apareció pero que puede amalgamar partidos de centroizquierda.
El partido provincial tiene la oferta del ex presidente Néstor Kirchner de formalizar una alianza, un proyecto que fue planteado prematuramente a Sapag para trabajarlo con tiempo, si es que el MPN acepta la invitación. Por ahora es más un globo de ensayo que otra cosa, pero la idea anda flotando para que la dirigencia del partido la vaya considerando para aceptarla o rechazarla.
En el gobierno ya hablaban de la posible unión electoral antes de que se diera a conocer la oferta de Kirchner a Sapag. En su momento se evaluó que la pelea será difícil y probablemente no alcance con el peso electoral del MPN para garantizar un triunfo el año próximo.
Quiroga tiene el lugar asegurado en la carrera al 2011. Se presenta como un hombre que se opone a los Kirchner y a Sapag por su alianza con el gobierno nacional. Intenta construir desde ese espacio y es allí, como se dijo, donde sus intereses se cruzan con los de su correligionario Farizano.
Esta semana Raúl Podestá, del Frente Grande, habló de la creación de un "tercer polo" en la política neuquina que pretende reflejar "el progresismo de la provincia", según su definición. La construcción, agregó el ex intendente de Zapala, será una alternativa a las expresiones "conservadoras" del partido provincial y del quiroguismo.
En ese abanico dejó la puerta abierta para sumar a otras fuerzas, como el kirchnerismo y Unión de los Neuquinos, el partido que tiene su base en el sindicalismo estatal y que creció lo suficiente en la última elección municipal como para soñar con una escala diferente.
GERARDO BILARDO
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