A una morgue improvisada frente a un hospital acudían decenas de personas en busca de familiares. Era un macabro mar de centenares de cuerpos, apenas a unos metros de donde heridos graves esperaban asistencia médica. Los cadáveres estaban por todas partes en Puerto Príncipe: cuerpos de niños junto a las escuelas desplomadas y mujeres en calles llenas de escombros con expresiones aturdidas congeladas en sus rostros. Muchos cuerpos recuperados estaban por todas partes, especialmente en las calles, tapados con lonas plásticas o telas blancas, bajo un calor de 28 grados centígrados. Algunas personas arrastraban a los muertos, cubiertos de polvo, tratando de llegar a un depósito de cadáveres donde poder dejarlos. |