Lunes 11 de Enero de 2010 Edicion impresa pag. 21 > Policiales y Judiciales
La compleja relación del adolescente con el delito
Una especialista llamó a desoír los "falsos axiomas". Habló de "jóvenes en condición de vulnerabilidad"

CIPOLLETTI (AC).- La vicepresidenta de la Federación Latinoamericana contra la Violencia y el Abuso, la licenciada Marisa Lazzaretti, presentará en el área de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de La Plata un trabajo de su autoría, en el que basó una maestría, relacionada con la contención del delito en la adolescencia sobre la base de formación de redes institucionales y multidisciplinarias.

En un adelanto, Lazzaretti, respecto del delito en la adolescencia, consideró necesario referenciar algo con lo que ella no coincide, consistente en falsos axiomas que parte de la sociedad aplica relacionando la edad -todos "menores"- y una pertenencia a clases "pobres".

"Se ha establecido una relación lineal entre estas categorías y el hecho delictivo, responsabilizando a los jóvenes de los sectores populares como los únicos "actores", en tanto se desestima la relevancia del delito cometido por los adultos de clases sociales medias y altas", sentenció con mucha firmeza en un contacto con "Río Negro".

El tema del delito adolescente "remite a pensar en un sujeto con dificultades en el proceso de socialización, que ha forjado su identidad a partir de relaciones vinculares escasamente satisfactorias o quizás dañinas para su desarrollo como sujeto social", dijo la licenciada.

Agregó al respecto que "con acertada razonabilidad algunos estudiosos del tema explican que cuando un adolescente llega a cometer un delito, estamos en presencia de una conducta que expresa por sí misma el fracaso de las instituciones de la sociedad por las cuales ese adolescente transcurrió su vida, hasta cometer la transgresión a la ley".

Y puso el punto en un área clave: "debemos entender el problema de los adolescentes infractores como sujetos en condición de vulnerabilidad psicosocial".

Esa vulnerabilidad -consignó Lazzaretti- está configurada por la "carencia de condiciones materiales que permitan vivir una vida digna" como acceso a la salud, educación, vivienda y empleo) y por "la falta de aportes vinculares" como comunicación intrafamiliar, respeto por las necesidades, contención en la crisis adolescente y afectividad manifiesta en los vínculos paternos filiales.

Arriesgó definiciones tajantes con el punto relacionado con delitos y clases sociales.

"Conocemos al joven infractor que ingresa al sistema de control social punitivo como emergente de lazos familiares violentos o abandónicos, que ha transitado un aprendizaje social con carencias de tipo material y predominio de la acción sobre la comunicación interpersonal, y también al adolescente clase media-alta que ha podido sortear la acción del sistema penal juvenil por la posibilidad de acceder a los servicios de un profesional de honorarios elevados y con solvencia para demostrar la inocencia de su defendido".

"Unos y otros -continuó- son jóvenes vulnerables y son producto de esta cultura y de esta sociedad".

A criterio de Lazzaretti, "unos han sido dañados desde temprana edad por carencias de todo tipo y otros a pesar de ciertas ventajas económicas han sido desatendidos en sus necesidades afectivas y de contención.

Ambos encuentran -posiblemente- en la transgresión a la ley una forma de construcción de su identidad".

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