| SAN ANTONIO OESTE (ASA).- "Primero está el de arriba, porque Jesús sigue siendo el más grande, pero aunque la Iglesia no lo acepta uno le pide al "Gauchito" que interceda porque sabe que él sufrió mucho, fue perseguido por la policía y le robaba a los ricos para compartir con los pobres, y si él te hace el milagro es porque sabe lo que es ´yugar´", relató una de las devotas que ayer se dio cita en el santuario local. Estas palabras reflejan el pensamiento de la mayoría de los fieles, que sin abandonar su pertenencia al catolicismo u a otras religiones ortodoxas se sienten identificados con la sencilla figura del Gaucho al que saben que, "en confianza", le pueden pedir ayuda mediante esa íntima complicidad que generan las rojas ofrendas y la promesa bien terrenal de celebrar con un asado, una enorme bandera o a puro chamamé, como lo harían con un amigo, la "gauchada" concedida. "Viste cómo son estas cosas, es cuestión de creer, porque uno busca eso que te alimenta el espíritu, y si la fuerza que necesitás para enfrentar la vida te la da el "Gauchito" está bien, aunque la Iglesia no lo quiera. Lo que vale es lo que uno siente", afirmó Esther, la esposa del "prometero" que organizó el evento. | |