Si alguien pensó que la lluvia de candidatos caída en la primera semana de enero -hasta se lanzó imprudentemente el nombre del titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti- iba a conmover a la sociedad se equivocó fiero. Sólo fue una tormenta de verano: la ciudadanía no se desveló por saber quiénes difunden cuando falta casi dos años, una eternidad, sus pretensiones de reemplazar a la presidenta Cristina Fernández.
Sí, en cambio, resultó trascendente el "desafío" del titular del Banco Central Martín Redrado (desplazado y repuesto transitoriamente en cuestión de horas el viernes), quien apelando a cuestiones técnicas se negó a convalidar el decreto de necesidad y urgencia del Ejecutivo, DNU que, salteando la instancia parlamentaria no vinculante, dispuso la afectación de casi 6.600 millones de dólares de las reservas para atender compromisos externos en el 2010.
El tiro salió por la culata: la medida pensada para llevar tranquilidad a los inversores y generar un clima financiero de credibilidad y confianza derivó en un nuevo conflicto que, además de abrir una farragosa instancia judicial, reavivó la pelea entre el gobierno y una oposición que trata de hacerse fuerte en el Congreso mientras se queja del destrato y el "atropello institucional" del kirchnerismo.
El gobierno, por boca del jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el mandamás de la bancada de senadores del FpV, Miguel Pichetto, contestó deslizando la existencia de una "conspiración" con eje en el vicepresidente Julio Cobos.
Cristina, además, cargó contra el sector hoy mayoritario del radicalismo: "Es una paradoja; los que liquidaron las reservas hoy son los defensores de las reservas... y los que no supieron gobernar por lo menos deberían dejar gobernar y no seguir poniendo palos en la rueda. Puede que yo no les resulte simpática, pero no les importa el país".
Así se desató un vendaval peligroso, en el que Ricardo López Murphy, por caso, señaló que están dadas las condiciones para iniciarle un juicio político a la presidenta por "usurpación de poder". El cineasta Fernando "Pino" Solanas, desde el progresismo porteño, la denunció penalmente por administración fraudulenta de bienes y abuso de autoridad. La que esta vez les puso "un manto de racionalidad" a los vientos que cruzan huracanados fue la líder del ARI "Lilita" Carrió: instó a no prestarse a jugar a la ruleta rusa y a desactivar los espíritus violentos.
Cobos, quien jura no estar erosionando la administración K, procurará a partir de mañana reunir a los presidentes de bloque de Labor Parlamentaria para salir de "la complicada e innecesaria" maraña judicial. "Nadie sabe cómo termina esto", aventuró. Es verdad.
En las filas de la UCR, dirigentes como Ricardo Alfonsín criticaron los procedimientos del matrimonio Kirchner pero también prometieron que si finalmente el gobierno se aviene a no ignorar al Congreso se evitarán tensiones e incluso habrá propuestas colaboracionistas de su partido.
El oficialismo avisó que desconocerá el llamado de Cobos y que participará en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, que abordará el decreto de remoción de Redrado, algo que está previsto para la tercera semana de este mes.
Desde el cobismo, Horacio Quiroga le endilgó al estilo de conducción del kirchnerismo "una brutalidad y primitivismo desconocido" cuyo objetivo es "no dejar caja sin esquilmar".
El diputado, que supo ser radical K promotor de una coalición al estilo chileno, muestra hoy un profundo desencanto con los Kirchner: "No tienen límites. El intento de apropiarse de estos recursos que hacen a la base monetaria del país empezó mal, seguirá mal y terminará mal".
La permanencia de Redrado en su puesto del BCRA se tornará dificultosa. El viceministro Roberto Feletti lo encuadró entre los sectores de derecha que "quieren retomar la época de los ajustes" e impedir que se liberen recursos para sostener los estímulos de la demanda.
El ministro Amado Boudou transmitió el malestar de Cristina por la reunión del jueves entre Redrado y los radicales Ernesto Sanz y Gerardo Morales. "Eso es politiquería barata", sentenció e insistió en que una vez que se desmalece el panorama Mario Blejer ocupará el cargo del "golden boy". Este pronóstico también es incierto, en un contexto en que se ve incapacidad de adaptación a la realidad política surgida de las elecciones legislativas del 28 de junio pasado. ¿Dónde están el diálogo y el consenso que deberían alumbrar los festejos del bicentenario?
ARNALDO PAGANETTI
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