SAN ANTONIO OESTE (ASA).- Cuando la noche ya comenzaba a caer y la inmensa cantidad de autos y camiones apostados al borde de la ruta nacional Nº 3 daban cuenta del enorme éxito de la convocatoria organizada en honor al Gauchito Gil por un devoto local, Raúl "Bochi" Segré, el "prometero" en cuestión (tal como se conoce a los que traban un pacto de fe con el santo en pos de obtener su ayuda) se separó del grupo para contemplar de lejos el fervor popular.
Entonces, consultado acerca del motivo que lo llevó a embarcarse en una empresa que demandó un año de preparación para concretar el festejo del aniversario del santo (que organizó y costeó de su propio bolsillo) murmuró una frase en guaraní y se alejó despacio, dispuesto a no revelar aquella gauchada que hace muchos años lo convirtió en uno de sus más fieles seguidores.
"Che mandua ndereje (siempre te recordaré), Gauchito Gil", suspiró emocionado Segré, para volver a confundirse en la fiesta popular que el viernes a partir de las 19 congregó a más de dos mil personas en el santuario ubicado a dos kilómetros de la rotonda de acceso a esta localidad, en dirección a Sierra Grande.
Es que con el Gauchito sus fieles establecen una complicidad ritual que lo ha convertido en uno de los referentes del santoral pagano cuya devoción ha desplegado las rojas banderas que se le ofrendan de una punta a la otra del país, pisando fuerte en suelo patagónico, donde como una llamativa maleza florecen las pintorescas capillas que le rinden tributo.
La movida para homenajear al gauchito, que incluyó un festival chamamecero con la actuación de "Miguel Figueroa y su conjunto amanecer campero", "La nueva fuerza del chamamé" y "Antonio Figueroa Trío", todos grupos de la zona litoraleña que llegaron especialmente contratados por Segré para esta celebración, comenzó a gestarse con anticipación.
El hombre, que posee un taller de herrería en la localidad y fue uno de los primeros en instalar una de las ocho capillitas familiares que existen en el santuario próximo a la ruta, movilizó a familiares y amigos para cumplir con su cometido.
Para aprontar el predio se desmontó parte del lugar, y camioneros amigos colaboraron para emplazar el escenario y ubicar los generadores para aportarle luz y sonido a la fiesta.
Luego, la gente puso el resto. Los mismos fieles que hasta bien entrada la madrugada (tal como ocurrió en el santuario de Corrientes) a puro baile y chamamè recordaron la fecha de fallecimiento del Gaucho, ese al que según cuentan le deben más de un milagro.