SAN ANTONIO OESTE (ASA).- "Cuando no tenés ni un gajo de dónde agarrarte, ahí le pedís al "Gauchito", y el Gaucho te cumple", relató Miguel Figueroa, el cantante de un conjunto chamamecero que con su tema dedicado al "santito" lleva años recorriendo el país, llevando su música a todos los santuarios que homenajean al mítico correntino.
Es que para miles de devotos que colman de ofrendas cada capillita erigida en su honor, el Gaucho es un amigo que te ayuda a caminar, a fuerza de rojos presentes que van y vienen, alumbrando en ese esperanzado recorrido momentos de profunda desesperación que si no se resuelven mediante su ayuda, se toleran mejor gracias a su intervención.
"Algunos dejan velas o banderas, siempre coloradas, porque es el color del "Gauchito", pero yo soy de las que llevan cintitas", explicó Mabel, una devota de 70 años que vive en Buenos Aires pero está de visita en la zona y cuenta que cuando fallecieron su hermano y su cuñada, el santo la ayudó a salir de la depresión.
"Un día estaba mal, y encontré una cinta roja en la calle y como estaba cerca del santuario que el "Gaucho" tiene en el barrio porteño de La Chacarita fui y se la dejé pidiéndole fuerza para seguir. Al otro día volví y la cinta no estaba. Fue como una señal, así que le seguí llevando cintitas que fueron y vinieron hasta que me volvieron las ganas de vivir. Yo creo en Dios, pero el "Gauchito" me ayudó a caminar por el dolor, y pude atravesarlo", se emocionó la mujer.
Ese camino allanado por las "gauchadas" del santito no sólo está sembrado de ofrendas, cada familia de creyentes tiene su forma particular de solicitarle su ayuda.
Los más fieles construyen una capillita de exclusivo uso familiar en el santuario más cercano a su casa en la que colocan una urna colorada para las intenciones, o incluso un cuaderno de peticiones que resguardan detrás de la puerta de vidrio que protege la imagen del santo en el que cada integrante escribe sus pedidos que van tachando a medida que se cumplen, con el compromiso de hacer realidad lo que prometieron a cambio.
Esas promesas son generalmente erigir imágenes más grandes, ampliar los espacios colectivos de adoración u organizar algún evento en honor al Gaucho, por eso, como ocurrió con el santuario local, lo que comienza con una capillita se va convirtiendo en un gran espacio de culto en el que no falta el sector de reparo, la parrilla y comodidades que hacen de ese lugar un punto de encuentro de fieles como en su Corrientes natal.