"A eso de las 7 de la mañana de ese día nefasto, sentimos los vecinos algo así como el rumor de un lejano cañoneo o un volcán agitado, sordo, feroz, amenazante... De pronto el río saltó hacia arriba, empezando su desbordamiento terrible. Fue saliendo de madre por sus flancos o invadiendo el campo y la población como una rápida segadora. La tierra empezó a desaparecer bajo la capa líquida y las calles y las casas a llenarse de agua... Las familias se llamaban entre sí para reunirse y morir juntas o bien huir de la misma manera, pero el tumulto de las voces apagaba los llamamientos. Cuando acordamos, los muebles empezaban a flotar y las casas de madera descuajadas por los impulsos de la correntada se tumbaban sin poder resistir sus violencias...", (Rögind, W, 1937).
Pavoroso. Angustiante. La laguna Curri-Lauquen ("verde laguna" según un autor y en escrito de otro, "la laguna negra") había reventado y largó sus contenidas aguas a los ríos Barrancas y Colorado que normalmente alimentaba por una salida en su extremo este. Alto funcionario ferroviario (galés) sintéticamente lo describió así: "Próximo al nacimiento del río Barranco (Barrancas). Esta cuenca que desapareció bruscamente, tenía unos treinta y dos kilómetros de largo, con un ancho que variaba entre los tres y los doce kilómetros. Se había formado cientos de años atrás, a causa de que la salida del encajonado valle, por el cual discurría el río Barranco, fue bloqueada por una erupción volcánida que obstruyó parcialmente el paso con enormes rocas, dejando un reducido boquete por donde desaguaba el lago" (sic).
El 27 ó 28 de diciembre de 1914 el lago o laguna se encontraba lleno, la enorme presión del agua o "algún movimiento sísmico derrumbó el tapón que obstruía el boquete, disgregándolo y arrastrando las rocas volcánicas que cerraban el paso, vaciándose rápidamente el lago". Se calculó que la masa de agua fue no inferior a "dos mil ochocientos millones de metros cúbicos". El imprevisto fenómeno y la soledad del lugar no permitieron rápida alerta o aviso aguas abajo. Posterior informe del ingeniero S. Blencowe -enviado por la empresa del Ferro Carril Sud- expresaba en parte que el lago "se debe haber desbordado a las 16 horas del día 29 de diciembre de 1914 y las aguas desbordadas llegaron a la estancia 25 de Mayo (frente a Catriel) a las 14 horas del día 30". Se hallaron 113 cadáveres entre Peñas Blancas (Río Negro) y 25 de Mayo (La Pampa). Hubo otras muertes hasta cerca del hoy Rincón de los Sauces. Gobernaba Neuquén Eduardo Elordi y Río Negro Pedro Antonio Serrano. Chos Malal fue base para las comunicaciones telegráficas del desastre y apronte de los gobiernos, principalmente el rionegrino, que solicitó ayuda primero al Ferro Carril Sud cuyo superintendente de Tráfico el galés Arturo H. Coleman preparó un tren de auxilio -20 vagones y 4 botes a remo- con destino a Río Colorado.
Buena Parada y Río Colorado recibieron el impacto de la incontrolable correntada. Coleman y sus acompañantes del tren de auxilio no pudieron continuar más allá de la estación ferroviaria. El agua llegaba hasta las ventanillas y muchos vecinos ya estaban en los techos de viviendas y de la estación ferroviaria. Mientras, entrada la noche del 29 de diciembre el jefe de la estación Pichi Mahuida avisó telegráficamente que estaba "con el agua a la cintura y que hacía abandono de la estación".
"La línea férrea tras de nosotros se hallaba invadida por la creciente y al intentar reiniciar la retirada, ya completamente rodeados por el agua, constatamos que el terraplén se había aflojado y el tren se inclinó hacia un costado", diría Coleman en escrito de su autoría. No podían avanzar ni retroceder.
Cargaron dos botes y dejaron los otros dos en el pueblo. El grupo estaba constituido por trece personas, "incluyendo el maquinista, el foguista, guarda tren y guarda freno". Comenzaron a navegar y llegaron a "un terreno alto, especie de lomada, distante algo más de dos kilómetros". Con los remos y frazadas improvisaron una carpa y allí estuvieron "una semana completamente aislados". Una majada de ovejas ayudó a la alimentación y "era enorme la cantidad de animales: caballos, vacas, cabras, ovejas, avestruces y demás que luchaban contra la muerte, al ser arrastrados". El servicio ferroviario a Neuquén quedó interrumpido algo más de un mes.
Memorable y calamitoso desborde e inundación que durante quince días de enero de 1915 tuvo en vilo a una silenciosa comarca mostrando su furia principalmente en Buena Parada-Río Colorado por contar con el mayor grupo humano en todo el recorrido. El fenómeno iniciado aparentemente el 29 de diciembre de 1914 "tuvo su máximo en los días 6 y 8 de enero (1915), según escrito de otro ferroviario que también expresaría: "El cuadro tenía relieves de tragedia". Los entonces periódicos "Río Negro" y "Neuquén" le dedicaron espacio y el capitalino "La Nación" envió un periodista que relató los acontecimientos de los que se están cumpliendo 95 años.
HÉCTOR PÉREZ MORANDO
(*) Periodista. Investigador de historia patagónica