Recientemente en Catriel asistimos sorprendidos a la elección de autoridades de la cooperativa Cotecal. A 26 años de instalado el sistema democrático, por lo que significa para el libre ejercicio de los derechos populares de elegir y ser elegidos, por las libertades públicas, el derecho y la justicia, todos deberíamos tener más que arraigados esos conceptos, pero aquí ocurrió lo contrario: lo insólito, inaudito, sorprendente e increíble quedó bien destacado por el modelo empleado para la elección de autoridades, que dista de ser democrático y respetuoso de la libertad de elegir de los asociados.

Mucho se podrá argumentar para sostener lo insostenible, pero que en una elección una persona fuera con tres sobres a votar porque tiene el poder de dos socios a cualquiera le llamaría la atención. Llevemos esta situación a otro plano para graficarla mejor: que en una elección a presidente, senador, diputado, concejal o intendente un mismo elector depositara tres sobres en la urna. Esto, que sería un derroche de democracia, inhibe de mayores comentarios pero en Catriel ocurrió y a nadie se le cayeron la Constitución, las leyes ni los principios democráticos... y eso que los más conspicuos dirigentes políticos de Catriel, todos muy democráticos, participaron sin el menor estupor.

A uno se le ocurre reflexionar cuando un hecho de esta magnitud se ejercita, quedan conculcados derechos elementales y se evidencian el avasallamiento, el sometimiento y el atropello en virtud de la fuerza y el poder que se ostentan.

Remontándose un poco a la historia, ¿qué nos dejaron como herencia de conducta, pensamiento, moral, ética y virtuosismo Juan B. Justo, Alicia Moureau de Justo, Alfredo Palacios...? Supongo que estaríamos en las antípodas pero nunca en el lugar donde debería descansar la sabiduría de los que nos dieron las verdaderas reglas, preñadas de valores.

No quiero caer en la idea de que un error involuntario se puede salvar. Muchos sostienen que uno de los pilares de la democracia es el fortalecimiento de las instituciones; aquí la cosa está endeble y hay que, al menos a futuro, revisar algunos actos para darle a la institución cooperativa el valor real que tiene en una democracia.

Agustín R. Molina, DNI 8.635.983

Catriel