Finalmente se concretó el traslado de Luciana Pérez hacia el sanatorio Güemes de Buenos Aires. Alrededor de las 10.20 los familiares despidieron el vuelo sanitario que partió desde el aeropuerto de Bariloche. La pequeña viajó acompañada por su mamá y su abuela.
En declaraciones a la agencia de noticias ANBariloche, el abuelo de la nena, Héctor Ojeda, manifestó el alivio que representa el traslado para ellos, dijo que "tenemos mucha fe, ella va con toda la fuerza y lo va a lograr".
En horas del mediodía de ayer la pequeña volvió a ser revisada por un neurólogo infantil, Marcelo Di Blasi, con la autorización de la familia Ojeda y las autoridades sanitarias, y desaconsejó el traslado debido a su delicado estado de salud.
El escribano Leandro Costa Brutten, que desde el inicio del caso acompaña a los familiares de la menor, explicó que Di Blasi sostuvo que "el traslado no mejoraría nada" y no planteó un buen panorama desde el punto de vista neurológico. El profesional emitió un diagnóstico similar al que realizaron los médicos del hospital hace más de 40 días, y, si bien fue cauto en su informe, no dejó entrever esperanzas en la solución del caso.
No obstante, conocido su informe llegó la conformidad del hospital Güemes para trasladar a la niña, lo cual fue aceptado de inmediato por sus familiares. La noticia, ratificada por Cascón, permitió descomprimir una situación increíble y angustiosa.
El drama de la pequeña desnudó las carencias del hospital local pero sobre todo la lentitud política y administrativa para resolver el problema. Sucedieron marchas y contramarchas increíbles y los familiares tuvieron que realizar todo tipo de reclamos públicos. El miércoles por la noche su abuelo permaneció encadenado en el municipio local donde fue acompañado por familiares, amigos, la secretaria de Desarrollo Social, Norma Gómez, y el presidente del Concejo Deliberante, Darío Barriga.
Redacción On Line