BUENOS AIRES.- Asesinados y enterrados en la parte trasera de una casa del barrio porteño de Parque Chacabuco fueron encontrados los dos ciudadanos chinos que habían desaparecido el 19 de diciembre pasado. Junto a los cadáveres de Chenfang Jin (42) y su mujer, Mingzi Wu (45), apareció también enterrado el cuerpo de un empleado del matrimonio, de nacionalidad boliviana, quien trabajaba en una de las tres fábricas textiles de la pareja. Ahora la policía busca intensamente a los tres principales sospechosos: un grupo de empleados chinos que trabajaban como encargados en los talleres de Jin y Wu. Uno de ellos, según la investigación, fue visto en la fábrica de Parque Chacabuco después de la desaparición de sus jefes, limpiando el piso del taller y explicándole a una vecina por qué se habían escuchado ruidos extraños la noche anterior.
Días después de las desapariciones los tres sospechosos abandonaron sus respectivas casas y sus puestos de trabajo e incluso uno de ellos escapó con su mujer y su bebé de 9 meses.
La jueza de Instrucción que quedó a cargo de la causa, Susana Castañeda, ordenó ayer "levantar todo el piso de la casa" ante la sospecha de que podría haber otros cuerpos enterrados y cubiertos con cemento, como estaban los cadáveres de las tres víctimas halladas el miércoles por la noche.
Fuentes de la investigación indicaron que los asesinos "dejaron rastros" antes de huir y agregaron que en el lugar donde se hallaron los cuerpos "bajo tierra y envueltos en papel film, hay suficientes huellas, sangre y material genético como para cotejar con eventuales detenidos". También se encontraron cuchillos, hachas y palas que pudieron haber sido empleados en los ataques y para enterrar los cuerpos.
Por orden judicial se enviaron oficios a Migraciones para impedir que los sospechosos puedan salir del país, si es que no lo hicieron ya.
La principal sospecha apunta a que la noche del sábado 19 de diciembre, última vez que fueron vistas las víctimas, los tres encargados -ahora prófugos- fueron a ver a la pareja y se habría originado una fuerte discusión "por razones del negocio" que, incluso habría sido advertida por los vecinos.
Los investigadores creen que los encargados mataron a golpes y puñaladas a la pareja y también al empleado "que dormía en el taller de calle Zelarrayán, para no dejar testigos".
La denuncia por la desaparición fue radicada recién el 22, cuando los amigos de la pareja comenzaron a preocuparse y alertaron a los abogados Claudia Torrico y Enrique Piragini, asesores del matrimonio. Ellos adelantaron que pedirán juicio político a la jueza Castañeda porque ordenó allanar la casa donde aparecieron los cuerpos recién 17 días después de la denuncia. (Télam)