Tras la tragedia de dos deslizamientos de tierra en Angra dos Reis (sur de Rio de Janeiro), que dejaron al menos 44 muertos, la población seguía preocupada ante la posibilidad de nuevos derrumbes en áreas de riesgo, donde viven más de 35.000 personas.
El viernes, la incesante lluvia provocó dos impresionantes deslizamientos de tierra y vegetación nativa que dejaron al menos 29 fallecidos en la turística Ilha Grande y otros 15 muertos en el centro de la ciudad de Angra (150 km al sur de Rio de Janeiro, sobre el continente).
Unos 200 socorristas con perros se encuentran trabajando en las zonas afectadas, en un operativo que puede llevar varios días más. Sin embargo, a medida que pasan las horas las posibilidades de rescatar personas con vida van disminuyendo.
"Unas 35.000 personas en el centro de Angra viven en laderas", áreas de riesgo de nuevos derrumbes, declaró el alcalde de Angra dos Reis, Tuca Jordao.
"Este verano será un verano de alto índice pluviométrico (...). A la población de Angra dos Reis: por favor, ante cualquier señal de lluvia" deben abandonar sus casas, afirmó Jordao.