Hace pocos días nos ha dejado una compañera de promoción de maestras normales nacionales de la vieja y querida Escuela San Martín, la muy buena persona y docente Liliana Inés Planas.
Esta partida nos hace reflexionar acerca de la ausencia de seres con los que hemos compartido momentos de nuestras vidas y sobre todo de nuestra juventud: los días de la escuela secundaria, de nerviosismo y de alegría, de éxitos y fracasos, de sinsabores y dichas en el Neuquén de ayer. Éramos parte de ese semillero de adolescentes que concurría al viejo anexo de la calle Santiago del Estero y luego en la Escuela Piloto Nº 201, donde realizábamos nuestras prácticas docentes. Allí estaba con nosotras esta joven con su bagaje repleto de ilusiones y de sueños juveniles.
Liliana llegó a mediados del siglo pasado con sus padres, un matrimonio de odontólogos que, cautivado por esta región, se asentó en ella y dejó su impronta. A nuestra memoria acuden variados recuerdos. Por ejemplo, que en la primera cuadra de la calle Rivadavia tenían sus consultorios doña Olga y don Teodoro Luis. Más tarde él incursionó en la política y fue intendente de la ciudad. No olvidemos que una calle del Bajo neuquino lleva su nombre.
Cuando en 1968 egresamos con nuestro título de maestras, Liliana, que ya estaba de novia con el que sería el padre de sus cuatro hijos, comenzó a ejercer la docencia.
Recuerdo que antes, para juntar fondos con los cuales solventar el viaje y fiesta de egresados, realizábamos tertulias a las que acudían viejos conocidos neuquinos porque, de más está decirlo, eran épocas en las cuales todos nos conocíamos. Y allí estábamos todos los conciudadanos bailando.
Hoy tenemos que despedirla. Y si bien nos quedan muchas preguntas -en esta decisión de truncar su vida- que sólo podrán respondernos Liliana o Dios, también nos quedan muchas certezas y recuerdos de lo que fue. Preferimos quedarnos con ésas. Con mucho afecto la recordamos.
Vicky Chávez
DNI 6.251.256
Neuquén