Debido a los acontecimientos últimos ocurridos en el hospital público y en mi carácter de ciudadana, que por elección soy paciente hospitalaria, me veo en la obligación moral de salir públicamente en defensa del mismo.
¿Desde hace cuántos años venimos escuchando las denuncias por sobrecarga laboral por parte del personal del hospital? ¿Desde hace cuántos años venimos escuchando las necesidades de insumos? ¿Desde hace cuántos años venimos escuchando las deficiencias estructurales?
El hospital público es un servicio estatal para toda la comunidad y, como tal, debiera estar en primer lugar en la lista de prioridades del Estado, pero parece que la salud al igual que la educación no son prioridades en esta provincia ni en este país, y por eso el abandono que se genera, sistemáticamente desde que tengo uso de razón, hasta haber llegado a este punto.
Leí en los medios atentamente el llamado desesperado de los doctores en relación con el estado de los servicios de asistencia, que están colapsados por la creciente demanda, y la capacidad humana de atención que no da abasto. Advierten la necesidad urgente de aumentar el personal y el presupuesto para disminuir la cantidad de horas de trabajo corrido que realizan para mejorar la atención y evitar caer en equivocaciones por el agotamiento acumulado en años de hacer guardias. Esto no fue escuchado en todos estos años y hoy llegamos al triste momento de lamentar lo que podría haberse evitado.
Debo decir que mi hijo se amputó un dedo, lo llevé a la guardia del hospital un domingo a las 4 de la tarde y no sólo lo atendieron de urgencia, sino que el trabajo fue impecable. Hoy lo recuperó y fue gracias a que tanto el médico como la enfermera "inventaron" lo que no tenían para reimplantárselo. (Y no fue por portación de apellido, porque el doctor Solito, que lo recibió, no sabía de quién se trataba).
Pido a la ciudadanía en general que antes de abrir la boca en contra de un hospital que hace lo imposible con lo que no tiene, porque el Estado se lo retacea, y que además está inmerso en un sistema capitalista que mercantiliza hasta lo inmercantilizable (como las relaciones humanas), piense lo que va a decir, porque es fácil denunciar la pérdida sin valorar todo lo que durante años viene dando. Es hora de seguir escuchando las denuncias por el abandono del hospital público, pero además pasar a la acción defendiéndolo.
Hago público mi agradecimiento infinito a todo el nosocomio y en especial al servicio de pediatría, que a pesar de toda la ignorancia de la sociedad sobre su funcionamiento sigue dando lo mejor de sí.
Gabriela Angaut
DNI 16.392.333
Dina Huapi