Tanto para los usuarios novatos como expertos, la experiencia multimedia que hoy nos puede ofrecer la PC es maravillosa: escuchar radios online, disfrutar de nuestra música favorita entre miles de canciones alojadas en el disco duro, mirar películas o series descargadas de Internet, incluso antes de su estreno en nuestro país, mirar canales de países remotos y un largo etcétera.

Hasta aquí todo maravilloso, pero -lamentablemente siempre hay un pero- las cuestiones técnicas detrás de esto no son del todo sencillas para nadie. ¿El problema? El de siempre: una multitud de desarrolladores que se pelean por imponer un formato propio de codificación y reproducción de video, que hace imposible que se divulgue en Internet un material bajo un único estándar. O sea, nos puede pasar que, de dos videos bajados de Internet, ambos con la extensión .avi, sólo podamos ver correctamente uno, y que el otro carezca de imagen, de sonido, o de ambas cosas.

¿Pero cómo? ¡Si ambos tienen la misma extensión! Ocurre que, a diferencia de archivos como el .doc, que corresponden a un único formato de generación de texto (propietario de Word), los archivos .avi pueden contener información codificada en distintos formatos, dependiendo de la elección que haya echo la persona que lo digitalizó.

En el mundo de los formatos de video hay de todo: propietarios (que sólo se pueden usar bajo las condiciones impuestas por el desarrollador), gratuitos (son de distribución gratuita) y libres (gratuitos y además con la posibilidad de que otros usuarios los mejores).

Entre toda esta ensalada, los usuarios deben elegir un formato para codificar y reproducir sus videos. Con el correr del tiempo, distintos formatos se van imponiendo, principalmente por la relación calidad-peso del archivo resultante.

Para que un video "X" pueda ser reproducido en nuestro sistema operativo, debemos incorporarle el codec que le permita interpretar esa información y mostrarla en pantalla. Obvio que para esto hay que averiguar primero con qué codec se codificó, de dónde descargarlo y por último cómo instalarlo.

¿Un poco complicado para los novatos, no? Para facilitar en parte esto, existen los llamados "codecs packs", como el caso de K-lite codec pack (http://www.redusers.com/links/index.php?46), que reúne varios codecs en un solo instalador, para que sean usados por cualquier reproductor.

El tema es que también hay que instalarlos y, como si fuera poco, asegurarnos de que el paquete incluya absolutamente todos los codecs que podamos necesitar. Como alternativa a esto, GOM Media Player nos propone un reproductor para audio y video, que además de ser liviano y sencillo de usar, incorpora sus propios codecs, solucionando el problema a cualquiera con la sola instalación de este producto.

Instalación

La instalación es muy sencilla, aunque eso no le quita profesionalismo al programa, ya que absolutamente todos los aspectos relacionados a la reproducción de video están contemplados.

Durante la instalación, se nos ofrece qué complementos instalar, incluido los paquetes propios de codecs. Conviene marcar todas las opciones, salvo [Open Homepage], para que no se abra el navegador automáticamente tras la instalación.

En el paso siguiente, podemos elegir el modo de operación, según el hardware instalado: [Normal Mode], que es para quien mira video en su PC con monitores estándar; [High-Quality Mode], para computadoras de última generación, dotadas de monitores LCD; y [TV Output Mode], para aprovechar la salida de TV de la placa de video, y ver desde allí los contenidos.

Para terminar, aparece una ventana donde se encuentran tildadas las opciones para usar los codecs de audio y video internos (conviene dejar esto así) y el sistema para la salida de audio: 2 o 4 canales, 5.1 o S-PDIF.

Ya en los dos últimos pasos, seleccionamos qué extensiones de archivos asociaremos a GOM Player, para que el programa los reproduzca automáticamente al hacerles un doble clic, e indicaremos un tamaño para los subtítulos y la prioridad de uso del CPU respecto a este programa.

Uso

El programa es extremadamente sencillo de usar. Basta con arrastrar un archivo a su interfaz, para que automáticamente se abra el archivo y comience la reproducción. También podemos usar el botón que simula el de eyección de una bandeja de disco óptico. A la izquierda están los típicos botones de control de reproducción y haciendo clic secundario sobre la pantalla de video accedemos a una infinidad de opciones para personalizar la reproducción de los contenidos a nuestro gusto.