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Oscar Stáffora, entre mutaciones y herencias | ||
"Río Negro" habló con el escultor, ganador del gran premio de honor del Salón Nacional de Artes Visuales. | ||
El artista quilmeño Oscar Stáffora terminó el año recibiendo el Gran Premio de Honor en Escultura en el Salón Nacional 2009 de Artes Visuales con una obra de su serie "Mutaciones Imprevisibles: Herencia para nuestros hijos" que se exhibió en el Palais de Glace de Recoleta. El premio consistente en la compra de la escultura y en una pensión graciable de por vida al escultor, fue otorgado por un jurado integrado por Mireya Baglieto, Jacques Bedel, César Ariel Fioravanti, Raúl Fernández Olivi y Armando Ramaglia por Secretaría de Cultura de la Nación. "Toda mi obra surge de una necesidad de transmitir, decir o producir emociones desde otros lugares que no son precisamente el lenguaje oral. Yo fui adquiriendo una gimnasia en el discurso, fundamentalmente a partir de la experiencia docente y de la militancia política, pero no me siento capaz de articular en palabras algo que despierte emociones en el otro. No lo sé hacer o creo que no tengo desarrollados los recursos", dice el escultor a "Río Negro". "Siempre me agradó dibujar, pintar. Cuando termino el secundario, comienzo Derecho por gusto y porque me habían rajado de la Escuela de Bellas Artes (Carlos Morel) de Quilmes en la época del dictador (Juan Carlos) Onganía. Paso seis años en la Facultad estudiando muy poco y militando mucho. Cuando comienzan a operar la Triple A y el lopezrreguismo, mis propios compañeros me sugieren dar un paso al costado y me inscribo en la Nacional de Bellas Artes, Prilidiano Pueyrredón. En el examen de ingreso apruebo la parte práctica y en el coloquio despotrico contra el gobierno autoritario de Isabelita (Martínez de Perón), (José) López Rega y demás; termino de hablar y el presidente del tribunal me dice: mucho gusto, soy el doctor Gaudio, interventor en esta escuela y abogado. Entonces? Me aprobó (sonríe). No sé por qué. Le habrá caído bien mi sinceridad. Entré con la intención de hacer pintura hasta que descubrí gente como mi maestro Enrique Romano, Francisco Reyes, y un viejo profesor italiano que sabía mucho de técnica y me enseñó muchísimo, muy buena persona, Don Monti", relata Stáffora gran parte de su vida. -Y elegiste expresarte con materiales duros, resistentes, que cuesta modelar. -Me interesaban la pintura, el dibujo y el color. La primera da la posibilidad de inmediatez en la respuesta. La escultura es una tarea mucho más morosa, te lleva tiempo, requiere un aprendizaje técnico más engorroso. Todas las técnicas escultóricas son complejas, pero por mi espíritu bastante sanguíneo, como buen tano necesito laburar con las manos. Meterme en el material y la madera, la chapa, la piedra, ofrecen resistencia. Hay que seducirlas. Digo siempre a mis alumnos que la madera es femenina y hay que tratar de encantarla; si la agredís, arremete. Si metés un gubiazo contra la veta, se raja; si la atacás fuera de época, se va a romper. Un viejo constructor, primo lejano de Le Corbusier, estaba yo talando un laurel, me dijo que se me iba a partir como una sandía. Lo cortaba en primavera y en cuarto creciente. Yo no le di bolilla, lo subestimé, creía saber todo sobre madera porque había aprendido con un español republicano, Don Emilio Cabeza, viejo ebanista de Quilmes que sabía muchísimo, más que mis maestros de la Pueyrredón. El también me había aconsejado talar en otoño y en cuarto menguante cuando la madera descansa. - Y tu laurel se rajó. -Todo. En Alemania, a las maderas para construir pianos las ponen casi un año atadas en lechos de ríos correntosos para que se lave la savia, recién después las secan y estacionan. Los escultores chaqueños salían con botes a pescar troncos con lazos, antes de que construyeran (las represas de) Itaipú y Yaciretá, y esos eran los que tallaban. Tenían quince, veinte años de talados?Al material hay que respetarlo, valorarlo y tratar de extraerle sus posibilidades. La madera te brinda unas, la resina, el hierro, la chapa, otras. Cada uno da distintas alternativas, abre puertas y cierra caminos. En este momento, cuestión de dimensiones y de peso, trabajo algo con resina poliéster; si no, normalmente, uso chapa y madera porque me siento más cómodo." - ¿Por qué te atraen los grandes volúmenes? -Me interesa llegar a todo el mundo, a la gente común o a la que no accede habitualmente a los museos y a las exposiciones. Y una forma de lograrlo es con la exhibición pública. Por más que la imagen sea atractiva, fuerte, seductora, aunque no necesariamente bella, debe tener dimensiones más menos amplias, de lo contrario pasa desapercibida, no se ve. Creo que la escultura está y debe ser hecha para mostrarla en ámbitos públicos, al alcance de cualquier persona que por allí pase. Con mi obra intento, siempre lo hice, despertar conciencia y emociones. No me interesa hacer cosas lindas.
EDUARDO ROUILLET | ||
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