El equipo de Volkswagen se consagró en enero último al lograr, por primera vez, que un vehículo diesel subiera a lo más alto del podio del Dakar.
Giniel De Villiers, paradigma de la fórmula ganadora de conciliar virtuosismo, rendimiento y prudencia a gran velocidad, ganó una prueba por eliminación que condenó a su compañero Carlos Sainz, a tan solo tres días del final, después de quedarse nada menos que de seis etapas.
Pese a la caída del "Matador", Volkswagen colocaba, con Mark Miller, a otro Race Touareg en el segundo puesto.
Esta demostración de fuerza no garantiza que el Dakar, que empezará mañana, sea un paseo.
En el equipo alemán, la abundancia de bienes podría tornarse en desastre. El fichaje del explosivo Nasser Al Attiyah creó una situación de competitividad que fomenta la excelencia, pero también puede empujar a cometer errores.
En el Rally Dos Sertoes y después en el Silk Way Rally, el piloto qatarí lideraba a toda velocidad hasta casi la llegada. La precipitación le llevó en ambas ocasiones a una salida de camino, que benefició a Sainz.
Para VW, la retirada de Mitsubishi podría haberse convertido en una eliminación fácil de su peor enemigo. El panorama cambió e incrementó las posibilidades de los BMW X3.
Con el francés Stéphane Peterhansel y el español Nani Roma, el equipo X-Raid se hizo de dos pilotos excepcionales y, ante todo, dos preparadores que, al parecer, lograron transformar el vehículo a golpe de pruebas y ajustes. Más confiable y estable, el X3 puede darle dura lucha a las Race Touareg.
El X-Raid cuenta con un grupo estable gracias a la presencia de Guerlain Chicherit, campeón del mundo en 2009.
Los Mitsubishi Lancer llegan confiados por la vuelta de los motores de nafta, más adaptados a los medios del equipo. El portugués Carlos Sousa y el argentino Orlando Terranova quieren sorprender.
