Una nueva edición del mítico Rally Dakar Argentina-Chile se largará mañana en Buenos Aires. Serán 383 los participantes que encararán el desafío de recorrer los 9.000 kilómetros de pampas, terrenos rocosos y desiertos. Habrá dos regionales entre los participantes.
La arena volverá a ser el protagonista exclusivo del Dakar, que en enero último dejó por primera vez África.
Todo un desafío para dos debutantes, como serán el valletano Pablo Busín, quien estará con el número 81 en motos, y el cordillerano Pablo Copetti, uno de los protagonistas de la división quads, que irá con el 269.
El sudafricano Giniel de Villiers aparece como candidato, después de su triunfo en la edición anterior en autos, al igual que el español Carlos Sainz, el estadounidense Robby Gordon o el francés Stephane Peterhansel.
La atención también estará puesta en los locales Marcos Patronelli, quien con su cuatriciclo llevó por primera vez a un argentino al podio, y Orly Terranova, ahora con Mitsubishi.
Los gobiernos de Argentina y Chile, que aportaron unos doce millones de dólares para la realización del rally en sus territorios, esperan repetir el furor turístico que desató la prueba en su primera versión sudamericana.
Los organizadores y las autoridades redoblaron el operativo de seguridad para garantizar el bienestar tanto de participantes como de los espectadores, luego de la trágica muerte de un motociclista francés y accidentes que lastimaron a espectadores.
La euforia por el Dakar se vio reflejada por el fuerte aumento de los equipos de argentinos y chilenos, pese a que la prueba demanda una inversión muy importante.
Habrá 45 argentinos, más del triple que los que participantes en la pasada edición.
La ceremonia de largada se celebrará mañana en el tradicional Obelisco, sobre la Avenida 9 de Julio, desde donde los vehículos partirán rumbo a la ciudad bonaerense de Colón. Desde allí comenzará el sábado la primera etapa.
El recorrido será inverso al de 2009 y no incluirá a la Patagonia. Partirá rumbo al noroeste, para cruzar a Chile por el Paso San Francisco, a más de 4.700 metros de altura. Desde allí, los pilotos se dirigirán a las etapas más duras de la prueba, en el Desierto de Atacama, para luego comenzar a bajar hacia el sur y regresar a Argentina por Mendoza. La llegada está prevista para el 16 de enero en Buenos Aires, donde un día después se realizará el podio.
La prueba enfrenta en tanto por segundo año consecutivo fuertes protestas de ambientalistas y arqueólogos por el posible daño a tesoros naturales y arqueológicos en Argentina y Chile. Se presentaron incluso recursos ante la Justicia que amenazan con trabar o impedir la prueba, mientras crecen las especulaciones sobre el posible regreso en 2011 del Dakar a África.