La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y constituye una barrera de protección para el resto del organismo.
Pero debido a distintos factores, diariamente la piel pierde su humedad natural y, fundamentalmente durante el verano, puede presentar una mayor deshidratación que altera su función protectora.
Bien hidratada, la piel es una barrera más eficiente; pero la exposición solar, junto con otros factores asociados al verano como el contacto con el agua del mar o el cloro de las piletas, hace que la piel se deshidrate con mayor facilidad. Esta situación afecta a la barrera hidrolipídica de la piel y la deja más vulnerable.
La deshidratación de la piel se traduce en su aspecto: se presenta como una piel reseca, opaca y en muchos casos, dependiendo de la edad, en la aparición de un mayor número de arrugas. Esto se observa fundamentalmente en el rostro, una de las zonas más expuestas a los rayos solares en esta época del año.
Rayos solares
El sol es el mayor responsable del envejecimiento de la piel y la exposición a sus rayos, en esta época del año es mucho mayor, ya que las actividades que se realizan al aire libre suelen aumentar.
Según explica María Laura Franco, especialista en productos dermatológicos, para conservar la integridad de la piel y conservar su función de barrera es fundamental adoptar una rutina diaria de limpieza, hidratación y fotoprotección: "Una correcta limpieza e hidratación ayuda a mantenerla flexible, sana y suave, evitando su envejecimiento prematuro".
En muchos casos esta actividad se realiza aisladamente, pero rara vez se adopta como rutina diaria.
Productos para limpieza de la piel, cremas o emulsiones hidratantes y filtros solares serían las alternativas que, combinadas, proveerían la forma adecuada de llevarla adelante.
La fotoprotección de la piel, fundamentalmente del rostro, debe realizarse diariamente: la utilización del protector solar -con un factor de protección no menor que 15- dejó de ser exclusiva para la playa o la pileta.
La elección de los productos debe estar basada en el tipo de piel. "Eso ayuda a mejorar los resultados. Un limpiador destinado a una piel grasa puede provocar mayor sequedad en una piel normal, así como un limpiador para piel normal puede no ser suficiente para una piel grasa. Sucede lo mismo con los hidratantes", sostuvo la especialista, que ofreció datos más específicos.
Pieles grasas
El verano puede generarles la sensación de mayor grasitud. Para quienes tienen este tipo de piel los especialistas recomiendan como en todos los casos la limpieza del rostro dos veces por día con productos especiales para ese tipo de piel, que remuevan los residuos de la piel sin alterar sus componentes. Usar productos muy abrasivos puede ser un error porque resecan la piel.
Otro error es pensar que las pieles grasas necesitan menos hidratación o no la necesitan, por la sensación (equivocada) que si se usan cremas se "engrasa" más la piel.
Para que la hidratación sea completa debe realizarse también "internamente": una buena alimentación, que incluya el consumo de frutas y verduras y abundante líquido, es fundamental.