SAN ANTONIO OESTE (AV).- Otra vez una empresa pesquera baja las persianas y deja más de cien obreros sin trabajo.
Francisco Di Leva, propietario de Camaronera Patagónica, dijo mediante cartas documento enviadas al intendente local, Javier Iud, y al ministro de la Producción, Juan Accatino, estar harto de enfrentar problemas, de intentar incorporarse a los mercados internacionales a pesar de la crisis global, por lo que decidió cerrar la fábrica procesadora de pescado y ayer mismo remitió a sus 135 obreros sus telegramas de despido.
Dejó, mediante las misivas enviadas, abierta la puerta para posibles negociaciones futuras. Propuso al Estado que busque inversores que quieran alquilar sus instalaciones y continuar con la faena, pero dejó entrever que quiere salirse del negocio. Adujo estar en emergencia -con lo cual podría cancelar el 50 por ciento de las indemnizaciones a sus trabajadores- y responsabilizó a su personal de no cumplir con el trabajo en la forma esperada.
En todo el país la crisis pesquera es profunda. Las exportaciones han caído y para muchos fue difícil sobreponerse.
El Estado rionegrino percibió que en el resto de las provincias pesqueras había evidencias de problemáticas en ciernes, pero se sintió privilegiado ante el mantenimiento total de las fuentes de trabajo durante casi los 12 meses de 2009.
Sin embargo, a tres días del final del año, la decisión de Camaronera llegó "como un baldazo de agua fría". Así calificó la noticia el propio director de Pesca de Río Negro, Miguel Alcalde, quien junto a otros funcionarios del Ministerio de la Producción y del municipio local, se reunieron ayer al mediodía con los obreros que se encuentran nuevamente sumidos en la preocupación.
"Si hasta le habíamos ayudado a gestionar un préstamo de 500 mil pesos del BID para tecnificarse, para el cual había calificado favorablemente", dijo Alcalde a "Río Negro", ayer todavía sorprendido.
Existen algunas posibilidades ciertas de inversores. Pero en San Antonio no hay otra planta que la del propio Di Leva, por lo que quien quiera invertir deberá alquilarle las instalaciones, o pensar en construir una fábrica -con costos millonarios- en un área no determinada porque el parque pesquero ha quedado desafectado por el nuevo gobierno municipal.
Algunos trabajadores dirán que están acostumbrados, que esto ya lo vivieron y tal vez sea la mayoría. Es que la historia se repite desde hace décadas y parece no haber solución.
El Estado nunca pudo impedir que ocurra; la propia Camaronera ya lo hizo y por eso su regreso a la zona hace un año y medio fue resistido.
En enero las autoridades provinciales intentarán buscar alternativas para la actividad.
Mientras, los trabajadores tendrán, otra vez, un Año Nuevo con poco que festejar.