Con un listado de reclamos sindicales, la presidente Cristina Fernández de Kirchner compartió un almuerzo durante más de tres horas con la cúpula de la CGT en la quinta de Olivos. A la salida, el ministro Florencio Randazzo negó tensiones y la lista sábana de reclamos que, se anticipó, llevarían los gremios.
"Fue una reunión muy fructífera, se hizo una evaluación de las decisiones políticas y económicas del Gobierno que permitieron mantener el trabajo y el nivel de empleo. Vamos a tener un año muy bueno", resumió el ministro del Interior, y negó que se haya hablado del Consejo Económico y Social: "para eso hay que esperar", dijo, escuetamente.
De la comida, que se realizó en el comedor de la residencia presidencial, participaron, además del líder de la central obrera, Hugo Moyano, los ministros de Trabajo, Carlos Tomada; de Economía, Amado Boudou; de Industria; Débora Giorgi; de Salud, Juan Manzur y el secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli.
También estuvo Néstor Kirchner, aunque el diputado nacional y líder de los judiciales, Julio Piumato, dijo que el ex presidente "estuvo sentado en una gran mesa y nada más".
En la mesa principal, además de la presidenta, se ubicaron Moyano, Viviani, Cavallieri, Antonio Caló, Lescano, Gerardo Martínez, Jorge Pérez Tamayo, Recalde y José Luis Lingieri, según informaron fuentes oficiales.
Los dirigentes llevaron un listado de reclamos: destrabar $ 253 millones que el Ministerio de Salud les adeuda a las obras sociales y que perderán si no se pagan antes de fin de año. Además, volvería a insistir en la creación de un fondo de $ 3.200 millones que el Estado retiene y que, según los sindicalistas, debería girar a las organizaciones de salud que manejan.
El almuerzo convocado por la jefa de Estado recordó a la cena que mantuvo la semana pasada con medio centenar de empresarios.