| Umar Faruk Abdulmutallab eligió con cuidado su asiento en el vuelo 253 de Northwest Airlines. Su ubicación en la fila 19, justo sobre los tanques de combustible, garantizaban que una explosión tuviese el máximo efecto posible. Pero Abdulmutallab no contaba con Jasper Schuringa, un director y productor de video holandés que viajaba un par de filas por detrás de él y que, al oír el ruido crepitante del explosivo encendiéndose y al ver y oler el fuego que salía del asiento del atacante, saltó por encima de pasajeros y asientos y se abalanzó sobre él. "Tuve miedo, por supuesto, porque pensé que estaba tratando de volar el avión", contó Schuringa, de 32 años. "Entonces me lancé sobre él sin dudarlo". Cuando llegó a Abdulmutallab, comenzó a buscarle explosivos en el cuerpo y le quitó "un objeto que se estaba derritiendo y echaba humo". Los tripulantes acudieron entonces con extintores para controlar las llamas. No contento con haber evitado la explosión, Schuringa y un miembro de la tripulación llevaron a Abdulmutallab a primera clase, donde los desnudaron "para ver si tenía algún otro explosivo". Luego lo esposaron y lo dejaron inmovilizado. Otros pasajeros contaron que después, al ver a Schuringa regresar a su asiento para el aterrizaje, todos lo recibieron con un aplauso. | |