| ||
Un año oscuro para River y Boca, y de alegrías fuertes para Estudiantes, Banfield y Velez | ||
Los dos colosos del fútbol argentino sumaron más frustraciones que alegrías. Vieron por televisión las definiciones de los dos torneos locales que se jugaron en el año. Por Gustavo Yarroch. | ||
Si River y Boca tuvieron un 2009 para olvidar, Estudiantes vivió un año que quedará para siempre en la memoria de sus hinchas, con la obtención de la Copa Libertadores después de 39 años y haber tenido a maltraer al poderoso Barcelona en el Mundial de Clubes de Emiratos Arabes. Curiosamente, los dos colosos del fútbol argentino vieron las definiciones de los dos torneos locales que se jugaron en el año por televisión: en el Clausura ganado por Vélez, el subcampeón fue Huracán; y en el Apertura conseguido por Banfield, el que terminó segundo fue Newell's. River y Boca sumaron muchas más frustraciones que alegrías y por eso no jugarán la Copa Libertadores 2010. La última vez que ambos se quedaron afuera de la Copa al mismo tiempo fue en 1992. Pero como para confirmar que 2009 le dio escasa cabida a todos los grandes, ninguno de los otros tres se clasificó para la Libertadores del año próximo. Así, al igual que en 1983, cuando la jugaron Estudiantes y Ferro, ninguno de los cinco grandes estará en el máximo torneo continental a nivel clubes. De la mano de Alejandro Sabella, el entrenador revelación del año, y conducido por Juan Sebastián Verón, ese emblema del club, Estudiantes se convirtió en "el" equipo del año en el fútbol argentino. El hecho de que haya perdido la final del Mundial de Clubes ante Barcelona importa mucho menos que la espectacular campaña que le permitió levantar la cuarta Copa Libertadores de su historia. La nebulosa que cubrió a la "final" del Clausura entre Vélez y Huracán por el sospechado arbitraje de Gabriel Brazenas empañó la definición de un torneo que será recordado por todos más como el del "tiki tiki" del conjunto de Parque Patricios, que por la vuelta olímpica que terminó dando el conjunto de Liniers. La cuestión no pasa por quitarle méritos a Vélez, un equipo con todas las letras que incluso jugó mejor que Huracán en el partido decisivo, sino por resaltar las bondades de un equipo, el que dirigía Angel Cappa, que le advirtió a todos que el fútbol no es sólo despliegue físico y tacticismo, como siguen queriendo hacer creer algunos. Huracán jugó bien a partir de una premisa hoy bastardeada: que todos sus jugadores se comprometieran a jugar el balón por abajo y pensando en el arco rival. A caballo de ese mensaje, se ganó la simpatía de los hinchas de casi todos los clubes, al menos de lo que siguen creyendo que en una cancha también hay espacio para disfrutar viendo jugar a un equipo. Ajeno a las luces del juego atildado, Banfield disfrutó por primera vez en su historia del enorme placer de ser campeón. Lo hizo sin discusiones, gracias a una campaña que fue de mayor a menor y que pareció desinflarse a medida que la presión comenzó a quitarle consistencia a su juego. Cuando sus hinchas evoquen a esa formación histórica dirigida por Julio César Falcioni, seguramente tendrán entre sus preferidos a las atajadas de Cristian Lucchetti, la solvencia de Sebastián Méndez, la calidad de Walter Erviti, el talento de James Rodríguez y la química de los uruguayos Sebastián Fernández y Santiago Silva, el gran goleador del equipo, en la delantera. Estudiantes, Banfield y Vélez, tres campeones, tres vueltas olímpicas, tres historias que River y Boca envidiaron a su manera, incómodamente sentados en sus sillones. Gustavo Yarroch | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||