En la política argentina, incomprendida por doquier, no hay nada nuevo bajo el sol. Uno, sin exagerar, hasta podría remontarse a las reflexiones de mediados del siglo XIX de Domingo Faustino Sarmiento, quien aludiendo a las conclusiones de un tribuno francés señaló que los extranjeros no deberían "entrometerse" en los asuntos de esta región, donde "el partido americano" es más fuerte que "el partido europeo".
Ningún personaje, ningún hecho, por más disparatado que parezca, es algo aislado. Es parte de una manifestación social que así como en algún momento acompañó las atrocidades de la dictadura, hoy las condena, sin haber producido una síntesis de ese pasado tan oprobioso y este presente democrático lleno de interrogantes.
Con un cambio de escenario legislativo -ya sin el predominio del oficialismo y en medio de una incipiente rearticulación de fuerzas opositoras-, Eduardo Duhalde, el mismo que había trazado coordenadas productivistas ante "Río Negro" hace menos de tres meses, consideró que no hay tiempo que perder y oficializó su candidatura presidencial para el 2011: para desbancar a Néstor Kirchner -a quien, vale remarcar, ayudó a que manejara el tarot desde el 2003- e intentar una alternancia menos despiadada entre el peronismo y el radicalismo. Los conglomerados a los que sigue asignando supremacía por sobre el resto de los planetas que se resisten a girar alrededor de esas dos órbitas.
Miembros del establishment económico y un conglomerado de medios poderoso al que Kirchner puso en la picota acompañan la movida de Duhalde, quien se concentrará primero en la reorganización del justicialismo en la provincia de Buenos Aires y luego tratará de extender su influencia al resto del país. Algo que no consiguió en sus años de apogeo, en los se movió como un caudillo con escasa predisposición a construir un liderazgo nacional. Situación ésta que aspira a revertir en esta hora, con un estilo componedor hacia casi todos, ya que abarca a una de sus principales detractoras, Elisa Carrió, pero excluye a la pareja gobernante.
El "batallón imparable" que aspira a formar Duhalde en el principal distrito no sólo provocó la reacción adversa del kirchnerismo -donde militan ex dirigentes que antes le rendían fidelidad, caso Aníbal Fernández y José María Díaz Bancalari- sino rechazos en la franja del peronismo disidente victorioso el 28 de junio pasado y, por ese motivo, con pretensiones de no ser desplazados por "el dedo" de nadie. Así, entre otros, el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, consideró un retroceso reeditar una pelea vieja, mientras que el diputado Felipe Solá consideró que quien fuera presidente por decisión del Congreso busca "revancha por medio del voto", subestimando el papel de sus posibles aliados.
No está demás subrayar que Carlos Reutemann, que instó a los Duhalde a dejar de "presionarlo" y lanzarse ellos si les corre tanta urgencia, mandó a decir que sigue en carrera pero que tomará su decisión cuando considere propicia la ocasión.
"Lole" también dejó trascender su corriente de simpatía hacia Francisco De Narváez, el empresario que aventajó a Kirchner en Buenos Aires y no descarta ir por la primera magistratura, para lo cual como colombiano de nacimiento tendrá que obtener un pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia.
Ni Reutemann ni De Narváez, en las antípodas de Kirchner, avalan por lo tanto la jugada de Duhalde. Se concentrarán en desarrollar durante el 2010 una tarea legislativa que reparta mejor los fondos coparticipables, transparente las cuentas públicas, modifique la conformación del Consejo de la Magistratura y termine con los superpoderes en materia económica.
Duhalde sí ha mantenido conversaciones con el vicepresidente Julio Cobos, a quien le habló de un "acuerdo patriótico" sobre 5 ó 6 puntos (el número uno, sobre inseguridad) y del compromiso de trabajar, si es que el radicalismo accede al poder, para que el peronismo (en especial el sindicalismo) no incurra en conductas desestabilizantes.
"Sería revolucionario que Duhalde garantizara el funcionamiento de un gobierno radical", ironizó el flamante presidente de la UCR, Ernesto Sanz, anticipando la complejidad del proceso que hipotéticamente se iniciaría tras el desplazamiento que muchos les auguran a los Kirchner.
Pero, ¿es qué acaso Kirchner, diputado, está pensando en dar un paso al costado? Escuchemos como razona: "Hay un cerco mediático contra Cristina. Los crispados no somos nosotros. Queremos cambiar la Argentina y pasaremos por todos los lugares por donde tengamos que pasar. Apenas llevamos 6 años. Esto recién comienza. Tocamos intereses muy fuertes que no tienen patria, bandera ni corazón. Nos quieren demonizar y proscribir. Existimos por esas cosas de la historia. No vinimos a hacer pasatiempos. No estamos sólo para llegar al 2011, vamos rumbo al 2011 y a los años que vienen. Ni me retiro ni me rindo".
Con estas contradicciones expuestas, resta saber dónde se irán ubicando "Lilita" Carrió, quien sigue demonizando a Duhalde y a Cobos, y el moderado gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner. De correctas relaciones con el kirchnerismo, su inclinación natural es hacia el radicalismo, aunque todavía no quedó plasmado esto en una experiencia general. Binner pone el acento en el desarrollo de un federalismo totalmente inverso al actual, como forma de recuperar pilares básicos entre los que ubica la salud, la educación y la seguridad de las personas.
En apariencia, Argentina y Estados Unidos habrían dado por superado el incidente protagonizado por Arturo Valenzuela, el enviado de Barack Obama a la región que se refirió a "la inseguridad jurídica" manifestada por empresas de origen norteame- ricano. Cristina, en persona, convocó a más de 60 empresarios de primera línea, para exhortarlos a invertir y crear empleo, en una palpable demostración de que el gobierno no es sordo ni ciego y que debe recuperar el diálogo si no quiere que se arruine la recuperación económica que se prevé para el año entrante.
"Quiero ser la mejor vendedora de los productos argentinos", les dijo y los invitó a sumarse a la gira que emprenderá por China a partir del 26 de enero. Los hombres de negocios, aún apaleados y desconfiados, se fueron expectantes de Olivos. A nadie le gusta caminar por la cornisa.