El presidente Barack Obama comenzó su Navidad con una sesión en la que le informaron sobre un atentado fallido contra un avión de pasajeros y terminó el día con una visita a una cena de militares. Se suponía que sus vacaciones de fin de año en Hawai iban a ser un respiro de las presiones diarias de la Casa Blanca.
Eran poco después de las 9 de la mañana, hora local, cuando el edecán militar le informó a Obama del incidente a bordo de un avión que se aprestaba a aterrizar en Detroit. El presidente llamó por teléfono a su asesor de seguridad nacional y al jefe de gabinete del Consejo Nacional de Seguridad para recibir información sobre el caso de un pasajero nigeriano que, según dijeron funcionarios, dijo que seguía órdenes de al-Qaida cuando intentó detonar explosivos en el avión.
``Creemos que esto fue un intento de acto terrorista'', dijo un funcionario de la Casa Blanca que pidió no ser identificado.
Luego de un día pasado en privado, en el que intercambiaron regalos con sus hijas y comieron una cena de Navidad en la casa que alquilan en Kailua, Obama y su esposa Michelle visitaron la Base Hawai de la Infantería de Marina.
Allí, Obama habló con los militares que cenaban y posó con ellos para las cámaras. Algunos le dieron teléfonos celulares para que saludara a sus padres. ``Gracias por su servicio'', le dijo Obama a muchos de los militares.
Funcionarios del gobierno remarcaron que no pensaban generar noticias durante la segunda vacación de la familia Obama, a diferencia del verano pasado, cuando informaron de la nominación del presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke para un segundo mandato desde la turística isla de Martha's Vineyard.
AP.