SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La pirotecnia estuvo presente y en abundancia durante la celebración de Nochebuena, pese a que está prohibida desde hace 13 años, pero a la guardia del hospital público llegaron menos lesionados por quemaduras o explosiones que en otras oportunidades, en una madrugada donde fueron mayoría las mujeres que se presentaron por trabajos urgentes de parto.
Los profesionales del Hospital Zonal Ramón Carrillo trabajaron en forma continua y casi sin descanso durante la madrugada de ayer, pero no debieron atender situaciones de extrema gravedad como en otras ocasiones.
Sólo cinco pacientes fueron atendidos por accidentes leves sufridos con artefactos pirotécnicos, aunque al llegar la medianoche el horizonte se iluminó con las cañitas voladoras, y los petardos retumbaron durante varios minutos.
No se produjeron incendios, ni heridos de importancia, y la policía sólo tuvo que intervenir en una riña familiar que no derivó en un hecho de mayores consecuencias.
Una persona alcoholizada se presentó en el hospital después de accidentarse con su motocicleta, en un hecho que la tuvo por única protagonista, a las 8:30 de ayer en Onelli y Gallardo.
Otro hombre debió ser internado en el sector de Salud Mental por su estado de alcoholización, pero la nota la dieron las siete mujeres embarazadas que concurrieron para que las internaran y porque estaban por dar a luz.
La venta, almacenamiento y uso de artefactos pirotécnicos están prohibidos en la ciudad desde 1996, pero el ingreso y la venta clandestina perduran, pese a los esfuerzos de las autoridades municipales, que cada año logran secuestrar material prohibido.