A dos semanas del comienzo de la pretemporada y a poco más de un mes del inicio del Clausura, Boca transita entre la carencia de ofertas por sus jugadores que están a la venta, las trabas económicas y la incertidumbre en torno al estado físico de dos de los pilares.
La mira de la cúpula boquense, es decir el trípode que conforman el presidente Jorge Amor Ameal, el manager Carlos Bianchi y el directivo Marcelo London, sigue puesta en el volante de Central, Jesús Méndez, reclamado como esencial por Alfio Basile.
Los dirigentes rosarinos insisten en reclamar 2,3 millones de dólares y un jugador que ellos y no Boca disponga, o bien 4 millones de dólares. Roberto Abbondanzieri, Cristian Chávez o Lucas Viatri son las alternativas de Central que no acepta Boca, aunque hay una luz sobre el arquero.
"Si Boca decide incluir al Pato en una negociación, lo analizará y verá qué se hace en consecuencia", señaló el representante del arquero, Ricardo Schlieper, quien no obstante aclaró que no tiene información de que el club "xeneize" quiera negociarlo. Claro que en el medio, apareció una oferta de Italia y, se sabe, es un mercado difícil de igualar.
Para Boca, hay una fuerza aparte que le juega a su favor, aunque no es la sustancial: el deseo de Méndez de querer jugar en Boca "junto a Riquelme".
Justamente fue JR quien calificó al volante de ser "el mejor jugador de la Argentina" en el reciente Apertura.
Casi enterradas las ilusiones de contar con Jesús Dátolo, del Napoli, requerido por Basile; y evaporadas las expectativas por tener a Daniel "Cata" Díaz, del Getafe, todos los cañones apuntan Méndez, pero está complicad.
Mientras tanto, tienen puesto el tachito sobre Julio César Cáceres y Claudio Morel, y con tal de tener al Cata, también aceptarían desprenderse de Gabriel Paletta, pero no hay ofertas.
El panorama oscuro se completa con las lesiones. Es una incógnita si podrá tener en condiciones a Sebastián Battaglia, con problemas en una rodilla, en la que apareció una sinovitis que lleva alerta para un jugador de alta competencia y de alta fricción. Y Riquelme es la otra incertidumbre, después de un 2009 en el que jugó poco y nada.