Abel: Leí tu último libro. No busqué allí talento pues supe que no lo encontraría. El dolor es sólo hontanar de miedos. Fui en pos de tu dolor. Y lo hice porque siempre sospeché que por tu mirada, hosca a veces, huidiza siempre, se escapaba una tristeza obstinada. Luego supe. Hace un mes supe que estaba en lo cierto.

Morían los ´90 y yo ganaba el primer premio de ensayo de la Secretaría de Cultura de la Nación. Fuiste, allí, jurado, con -entre otros- Enrique Mario Mayocchi, periodista de "La Nación". "Es muy bueno", me dijiste aquella vez. Te referías al módico ejercicio que yo había perpetrado y que ustedes (de los otros miembros no me acuerdo) se habían tomado el trabajo de leer.

Ahora bien. Si vos ya pensabas que castigar la tortura era perseguir al ejército como institución; si tu magín te dictaba que imputar de genocidio a esos militares que ahora te citan para exculparse constituía una insensatez, ¿cómo pudiste premiar mi libro? ¿O votaste en contra y el sintagma laudatorio fue sólo gentileza de ocasión, como cuadra a un caballero?

Porque yo escribí, ´far away and long ago´, que un retazo de identidad nacional era, también, la más atroz de las ambigüedades argentinas: el reclamo por la vida de los muertos. Y que por los intersticios de la explícita exigencia que planteaban las Madres se filtraban el respeto, la admiración y el agradecimiento de todo un pueblo a esas mujeres que, con sus pujos, le habían insuflado el hálito inicial a una actividad social impugnadora de la barbarie que fue ínsita al terrorismo de Estado que practicaron Videla y Menéndez, el que ahora te cita en apoyo de sus crímenes (de esto último me acabo de enterar leyendo "La Gaceta" de Tucumán). Y mucho más a favor de la vida surgía de aquéllas, mis humildes líneas azoradas y trémulas de puro estupor argentino. Premiarlas ayer y hoy proferir juicios dictados por la ignorancia política y por la defección ética, eso sí constituye oxímoron.

Y no es oxímoron ser de izquierda y apoyar este modelo. Yo no soy, no fui ni seré peronista. No soy kirchnerista. Fui, en los ´70, un modesto miembro del Partido Revolucionario de los Trabajadores, es decir, un terrorista no gubernamental, según tu menguada inteligencia te hace ver las cosas. Y, no obstante tal calidad, que asumo con orgullo, apoyo este modelo, porque este modelo repuso a la "asamblea en puerta de fábrica" (metáfora de aquella época) como actor político en el contencioso que se dirime hoy en la Argentina. Hoy hay huelgas y asambleas obreras porque este modelo restituyó lo que el noventismo neoliberal destruyó. Sólo por eso merece el apoyo de todo izquierdista inteligente. Y, en suma, lo que cuesta entender es por qué y cómo se vierten hoy denuestos contra la corrupción en un país que fue gobernado por Juárez Celman y por Menem. La corrupción, Posse, y la entiendo en este instante sólo como apropiarse del erario, es inherente al capitalismo. Usarla como motivo legitimante de la acción golpista o del permanente palo en la rueda, es pura hipocresía. Aquel premio que me fue discernido constó de diploma y siete mil dólares. Quiero devolverlos, pues me genera una extraña sensación de asco haberlo recibido merced a tu porción de aquiescencia. El caso es que no los tengo y el Banco no me los presta. Veré.

"Y todo lo demás, es literatura", le gustaba decir a Borges. Y a Herman Broch le parecía que, cuando la poesía se degrada, se convierte en literatura. Quedate con La Pasión según Eva, Posse. Quedate en El largo atardecer del caminanate y en Los perros del paraíso. No salgas de allí. Seguí allí. Allí sos digno. Literatura en estado puro. Todo lo que has dicho en estos días también es literatura. De la peor.

En este país nos acechan para "volver a matar". Lo dijo Astiz, a quien lleva al cadalso que se merece el dedo acusador de mi querido compañero en la causa humanitaria Horacio Méndez Carreras. ¿Lo sabías? ¿Y qué vas a decir después? ¿Que nos lo merecíamos porque el trabajo represivo había quedado inconcluso?

Juan Chaneton

DNI 4.622.487

Buenos Aires