| ||
EN CLAVE DE Y: Navidad y verdad | ||
En la genealogía de Jesús, el Evangelio del Sr. Mateo dice "Matán engendró a Jacob, que engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo". El dogma del Espíritu Santo como padre queda a salvo: versículo seguido, añade que a la señora de José, "antes de vivir juntos", se le apareció un Ángel y le dijo de su embarazo espiritual y le advirtió a José que no la repudiara, actitud que siguió nuestro carpintero y sacerdote, siendo ambos actos -el de María y el de José - altamente transgresores. De tales padres, tal Hijo. De ahí salta a la dramática historia de los Reyes Magos, lectura que recomiendo, porque la parte de los dones -oro, incienso y mirra- no es nada comparada con lo que pasó: anoticiado el Rey Herodes de la presencia de dichos Magos y de los augurios del nacimiento de un superrival, los interrogó. Ingenuamente, le cuentan que buscan al Mesías que va a nacer en Belén de Judá. De modo que para no errarle, "mandó degollar a todos los niños de Bethlem y toda la comarca, de dos años para abajo". Sí, el cinco a la noche dejemos regalitos; pero tenemos que saber dónde estamos parados, sobre todo ante el clamor sobre los menores chorros: "¡que alguien haga algo!", y nos olvidamos de los poderosos que toman decisiones de vida y muerte sobre los pueblos. Sigue el Sr. Mateo: "el Señor mandó al Ángel, quien dijo a José: vete con tu hijo y tu mujer a Egipto, donde permanecerás hasta que yo te avise". Y huyeron. Acuérdese de esto cuando haga bromas sobre "que la inocencia te valga". Así que, desmitificando ciertos paradigmas: es una familia normal, José carpintero, María ama de casa, yendo a Belén para el censo del César, y llevando previsoramente, él una reserva para alojamiento, ella los paños para el niño y para sí. Ocurrió lo que en Las Grutas en temporada alta: boom inmobiliario. Las posadas, llenas de gente con más denarios. El resto, a cuevas -establos alquilados; entre ellos, nuestros protagonistas. Alejadas unas de otras, por lo cual María no tuvo ayuda en su parto; cualquier vecina lo hubiera hecho, sólo que no se enteraron. En el imaginario popular, fueron tipo "okupas". Y esa antigua cancioncilla: "la Virgen era tan pobre que ni pañales tenía / arrancó la toca blanca que sus cabellos cubría / la hizo cuatro pedazos y a su niñito envolvía", es muy tierna pero no le hace justicia a estos padres. Y los animales les dieron calorcito, igual que en villas los pibes se amuchan con los perritos contra el frío. Y deseándole ¡Feliz Navidad!, un regalo: el inquietante "El Evangelio según Jesucristo", del Sr. José Saramago. La construcción de la alegría no pasa por los precios de la canasta navideña. Nace de los cimientos de la verdad.
MARIA EMILIA SALTO | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||