Con la intención de correr el velo que oculta una faceta sobresaliente de la obra de Norah Borges, la diplomática y escritora May Lorenzo Alcalá acaba de publicar un libro centrado en los años veinte, cuando la joven artista adhería a la estética de las vanguardias.
"Tuve la suerte de estar dos años en España, lo que me dio mucho tiempo para investigar las revistas vanguardistas y las colecciones privadas y encontré material inédito de Norah, que explica de alguna manera su derrotero, conocido muy parcialmente a través de las publicaciones ´Proa´ y ´Martín Fierro", cuenta la embajadora en diálogo con Télam.
En el libro "Norah Borges. La vanguardia enmascarada", recién publicado por Eudeba, Lorenzo Alcalá analiza la oscilación entre las inquietudes artísticas y las imposiciones sociales de la época que tuvo sobre todo a partir de la aparición de Guillermo de Torre, su futuro marido.
"El arte, y particularmente el de vanguardia, era un territorio masculino, que en el caso de Norah Borges se permitía sobrevolar pero nunca colonizar", escribe acerca de la poca representación femenina en la vanguardia de aquellos años.
"He contado con la confianza de uno de sus hijos, Miguel de Torre, para corroborar cosas que están escritas o que cuenta su hermano, el propio Jorge Luis Borges, entre la etapa previa al casamiento de la artista y el cambio de personalidad que tuvo luego", remarca la escritora.
El rol de Norah como vanguardista es muy poco conocido en la Argentina "no así en España donde hubo una muestra en 1999 curada por Guillermo de Osma, ´Fuera de orden. Mujeres de la vanguardia española´, en la que ella fue incluida".
A principios de 1999, Sergio Baur que entonces era Consejero Cultural de la embajada de España le pidió que la ayudara a buscar material de Norah. "Yo no imaginaba que esa colaboración oficiosa terminaría en un libro", escribe Lorenzo Alcalá y relata el viaje de ambos a Valdemossa en Mallorca tras las huellas de la artista.
En junio del 2000 llegaron a la casa de la familia Estarás, en la que había un pequeño mural realizado por Norah que había sido reproducido en la biografía de Borges escrita por Alejandro Vaccaro. Y de yapa una tinta suya que hasta ese momento nadie había identificado ("Guiñoles sobre el telón").
"Incentivamos a la familia para que recuperara el mural y aparentemente lo vendieron a un museo de Barcelona, lo que sí sabemos que la tinta fue vendida al museo de Valdemossa", comenta.
Esta etapa, hasta 1930, muestra la correspondencia entre los grabados y la pintura de Norah. "Cuando ella hace grabados expresionistas, las pocas pinturas que se conocen de esa época son también expresionistas. Hay una pequeña tinta que tiene la Real Academia Española", ejemplifica.
"Lamentablemente de esos años se conservan muy pocos óleos y pasteles, incluso en una libretita en la que anotaba las obras menciona otras -una reproducida en el libro del español Ramón Gómez de la Serna que se llama ´Techos de Buenos Aires´- que no localizamos. Tenemos la esperanza que la difusión del libro sirva para que haya gente que aporte más información", señala.
Entre el expresionismo y el cubismo, "primero Norah mezcla un poco y en un segundo momento, que denomino rombismo -ella da una apariencia de descomposición de la figura pero no la termina de descomponer- porque es en dos dimensiones", dice y considera que es un rasgo más de esa lucha interior que atraviesa su obra.
Esta gesta vanguardista la vivió muy cerca de su hermano ´Georgie´: "En España, fue más protagonista que Borges".
"Esto queda registrado en la edición facsimilar de la revista ´Ultra´, donde hay más ilustraciones suyas que colaboraciones de él".
Aparte del análisis de su paso por la vanguardia, el libro se asoma a las relaciones de los hermanos, la sintonía de los dos para describir en imágenes y palabras una Buenos Aires que ya no existía cuando regresan de Europa y los lazos que unieron a Norah y a Jorge Luis Borges con las escritoras Silvina Ocampo y Norah Lange. (Télam).