COPENHAGUE (AFP) - La cumbre sobre el clima de Copenhague alcanzó ayer, gracias a la intensiva participación de los jefes de Estado, un compromiso político de mínimos que en opinión de los negociadores será "insuficiente" para luchar de forma eficaz contra el cambio climático.
Estados Unidos, China, India y Sudáfrica acordaron limitar a 2 grados centígrados el calentamiento global, un compromiso no vinculante, con apenas algunas menciones a emprender un esfuerzo, voluntario, y sin tomar en cuenta la opinión de la mayoría de los participantes de la cumbre, señalaron críticos.
El presidente estadounidense Barack Obama, que ya dejó Copenhague, calificó de paso "significativo" la consecución de este acuerdo sin valor jurídicamente vinculante que deberá ser presentado para aprobación ante el pleno de los 193 países que participan en la conferencia.
Una votación para la que el presidente estadounidense afirmó no poder quedarse. Obama fue sin embargo el primero en reconocer que los progresos realizados ayer son "insuficientes". Una fuente de su delegación fue más directa. "Es insuficiente para luchar contra la amenaza del cambio climático", afirmó este alto funcionario norteamericano, pese a subrayar que se trata de un "un primer paso importante".
El acuerdo se obtuvo varias horas después del momento previsto para fin oficial de la conferencia, al término de una jornada de idas y venidas, especialmente por parte de Obama. Llegó a Copenhague a primera hora de la mañana y, tras un discurso ante el pleno de la reunión que suscitó vivas críticas, primero se reunió con el primer ministro chino Wen Jiabao, después con los líderes de la Unión Europea, de nuevo con Wen, y por último con el grupo de potencias emergentes denominada BASIC, formado por Brasil, Sudáfrica, India y China.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, "jugó un papel muy activo en este proceso", explicó a los periodistas el embajador de Brasil para el clima, Sergio Serra. Lula partió de la capital danesa con destino a Brasilia inmediatamente después de esta última reunión, dejando a su ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, a cargo de negociar los últimos detalles.
El compromiso político recoge un número mínimo de cuestiones de forma vaga, como el reconocimiento de la necesidad de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 2º C. La cuestión crucial de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a medio plazo (2020) será decidida en enero, según el texto. Los objetivos a largo plazo (2050) no son siquiera mencionados. También refleja el compromiso de EE.UU. a otorgar 3.600 millones de dólares a los países más vulnerables de aquí a 2012 para ayudarlos a adaptarse a los impactos del cambio climático. En cuanto a la delicada cuestión de la verificación de la reducción de emisiones en los países en desarrollo, "se optó por una redacción aceptable para todos, que habla de un mecanismo de consultas internacionales y no de comprobación", explicó Serra.