CUERNAVACA, México (AP/AFP) - Doscientos marinos tomaron por asalto un lujoso complejo de viviendas y mataron en una batalla que duró dos horas a uno de los máximos capos mexicanos de la droga, dándole al presidente Felipe Calderón una de sus mayores victorias en la guerra contra el narcotráfico.
El llamado "jefe de jefes´´ Arturo Beltrán Leyva, cuyo apellido dio el nombre al cártel que dirige junto a sus hermanos, y seis presuntos sicarios murieron en el tiroteo el miércoles en la noche en Cuernavaca, al sur de la Ciudad de México, informó el portavoz de la Secretaría de Marina, contralmirante José Luis Vergara.
Vergara dijo que como resultado del enfrentamiento también falleció un infante de marina y dos más se encuentran heridos, uno de gravedad. Tres personas fueron detenidas, incluidas dos mujeres, señaló el contralmirante al actualizar la información sobre el operativo. El miércoles se había informado que tres sicarios murieron y uno más se suicidó.
En el lugar también se decomisaron 40.000 dólares en efectivo, tres armas largas y dos cortas, además de 400 cartuchos útiles de diferentes calibres.
Desde Copenhague, el presidente Calderón consideró la muerte del capo como "un hecho trascendental" y un "golpe contundente´´ contra el narcotráfico.
El enfrentamiento ocurrió el miércoles en una zona residencial, cerca del hospital de Cuernavaca, a 90 km al sur de la capital del país. Los marinos se descolgaron con sogas a los techos de algunos edificios al atardecer.
Según testigos, los tiroteos se prolongaron por 90 minutos y se desataron cuando una granada fue lanzada contra un helipuerto. El operativo convirtió la zona residencial en un campo de batalla entre narcotraficantes y militares, mientras autoridades locales pedían a los vecinos no salir a la calle. Se escuchó una decena de explosiones. Durante el combate, los marinos fueron puerta a puerta a evacuar a los vecinos al gimnasio del complejo, según una mujer.
"Primero se les dijo que se rindieran, pero no se rindieron y abrieron fuego´´, dijo uno de los marineros de rostro cubierto con un pasamontañas..
Los periodistas pudieron entrar brevemente al apartamento donde se encontraba el cuerpo de Beltrán Leyva . Tenía heridas en la cabeza y un brazo y con una mano aferraba un medallón dorado.
Balazos, rosarios y amuletos
Beltrán Leyva fue abatido a tiros en la entrada del inmueble por infantes de Marina que le habrían disparado desde las escaleras. El capo traía miles de dólares y pesos mexicanos, estampas religiosas, escapularios chinos y bolsas de santería en su pantalón. En la mesa del comedor quedó servido un plato de huevos con jamón, fruta en dos bandejas y un álbum de fotos familiares.
El interior del departamento quedó deshecho por la detonación de las granadas y el intercambio de balazos. Uno de los escoltas decidió suicidarse lanzándose al vacío desde una habitación del inmueble y que fue baleado desde el exterior, según los agentes.
Objetos religiosos, amuletos y estampas de santos quedaron esparcidos sobre los cadáveres. En la habitación principal quedó la Biblia y un cuadro de la Virgen. En otra recámara fueron halladas unas botas de piel de cocodrilo junto a ropa de la marca Hugo Boss y algunos juguetes de niños.
Beltrán Leyva es el máximo capo del narcotráfico abatido durante el mandato de Calderón, quien desde que asumió en diciembre del 2006 ha enviado a más de 45.000 efectivos a combatir al narco en todo el país, con un saldo de 14.000 muertos .
La última vez que las autoridades mexicanas abatieron a un importante jefe de la droga fue en el 2002, cuando un agente de policía mató a Ramón Arellano Félix, del cártel de Tijuana.
Beltrán Leyva, "El Barbas´´, y otros tres hermanos suyos se separaron del cártel de Sinaloa hace algunos años y conformaron una organización propia, que alcanzó tal fuerza que se convirtió en el cártel que lleva sus apellidos y es una de las seis grandes organizaciones del narcotráfico identificadas por el gobierno.
Uno de los hermanos, Alfredo Beltrán Leyva, fue detenido en enero del 2008. La agencia antidrogas estadounidense DEA dice que el cártel de los Beltrán Leyva cumple un papel crucial en la importación y distribución de cocaína y heroína en ese país. Era uno de los 24 jefes más buscados por el gobierno mexicano, que había ofrecido una recompensa de 2,1 millones de dólares por su captura.
El cártel de los Beltrán Leyva adquirió tal poder que era capaz de infiltrar instituciones encargadas de combatir el narcotráfico, como la Procuraduría General de República (PGR) y la Secretaría de Seguridad Pública federal varios de cuyos agentes y autoridades fueron detenidos en 2008 por filtrar información a los cárteles.