VIEDMA (AV)- Otra vez la tormenta de tierra generó la interrupción de la Ruta Nacional N° Tres durante siete horas, entre Patagones y Stroeder.
La intensa lluvia del atardecer trajo alivio a la situación y lentamente fue normalizado el tránsito.
La jornada amaneció agradable en la Comarca Viedma Patagones con una temperatura que a media mañana superó los 25 grados y la máxima alcanzó los 35° poco después de las 16.
Con el calor y el fuerte viento del noroeste con ráfagas que superaron los 50 kilómetros, la nube de tierra que ciega toda la zona -cada vez con más frecuencia- redujo a cero la visibilidad y tornó intransitable la ruta que conduce a Bahía Blanca, distante a 262 kilómetros de Patagones.
El tramo de mayor dificultad es el de 80 kilómetros que separan la Comarca con Stroeder en el partido más austral de Buenos Aires.
De todas maneras, ayer la Policía alertaba sobre el peligro en Pedro Luro a 150 kilómetros de Patagones.
Recomendaba extremar las precauciones para circular a localidades cercanas y advertía la imposibilidad de transitar entre Stroeder y Patagones.
Unos 50 camiones debieron esperar en el ingreso a esta ciudad para continuar viaje hasta Bahía Blanca, mientras que los colectivos de larga distancia que parten a las 13 desde la Comarca hacia el norte lo hicieron prácticamente a paso de hombre y con un patrullero que abría paso en la ruta que por momentos parecía desaparecer.
Los automovilistas locales directamente postergaron el viaje, en su gran mayoría.
Esta es la segunda vez en lo que va de la primavera que el tránsito en esta vía debe ser interrumpido por la tormenta de arena y tierra durante tantas horas.
Pasadas las 17.30, la lluvia intensa colaboró para despejar la espesa nube y que con precaución se retomara el tránsito sobre las ruta nacional N°tres.
La recomendación, en el caso que la nube de tierra sorprenda a los automovilistas en medio de la ruta, es salir de ella y en lo posible no quedar en la banquina sino girar hacia algún pueblo cercano, a la proximidad de alguna tranquera o ingreso a los campos, lejos de la cinta asfáltica y esperar a que pase la tormenta, siempre con las balizas encendidas.
La situación preocupa a la población de esa zona, que ve cómo la desertificación avanza sobre los campos y estas imágenes como las vividas ayer pasan a ser moneda corriente.