NEUQUÉN (AN).- El cadáver de una mujer mayor de edad con tres cortes profundos en el cráneo, atada con un alambre en los pies y con signos de haber sido golpeada, fue encontrado ayer poco después del mediodía en aguas del río Neuquén, a unos 300 metros del puente ferroviario que une a esta ciudad con Cipolletti.
La autopsia confirmó que la mujer estaba muerta cuando fue arrojada al río.
La víctima -de 60 años- fue identificada por los investigadores y anoche había intensos operativos para intentar dilucidar el crimen e incluso detener a alguno de los presuntos autores.
La mujer vivía en Neuquén, en una vivienda de la calle Pampa.
Una fuente dijo que se trata de una curandera, pero hasta anoche no había una hipótesis firme sobre el móvil del crimen.
El cuerpo habría estado por lo menos dos días en el agua y presumiblemente fue arrojado con algún peso para que permaneciera en el fondo del río. Acaso por la misma correntada, el cadáver se liberó del peso y de algunas ataduras de alambre. Fue arrastrado por el agua y un hombre que disfrutaba del río con su familia fue quien lo vio y lo llevó hasta la costa. Esa persona dio aviso a la policía, que intervino en el caso inmediatamente. A los uniformados se sumaron buzos, personal de Prefectura y de Defensa Civil de la provincia y de la municipalidad de Neuquén.
"Se le veía la masa encefálica", le dijo una fuente a este diario ayer por la tarde cuando intensos operativos se realizaban en esta ciudad en busca del posible asesino.
Si bien no había ninguna denuncia que diera cuenta de una mujer desaparecida, la Policía tuvo desde un principio pistas suficientes para abrir la investigación.
Hubo un dato clave: una alianza presumiblemente de oro donde constaba la fecha del primer aniversario de casada de la mujer, en 1969. Allí estaba el nombre de su cónyuge. La presencia del anillo, en principio, sirvió también para descartar el móvil de un robo.
La mujer vestía un buzo tipo jogging gris, una remera verde claro y zapatillas rojas. Su brazo izquierdo estaba doblado y su mano a la altura del mentón, rígida. El brazo derecho, también rígido, se mantuvo paralelo al cuerpo y eran evidentes las marcas que le dejaron las ataduras de alambre.
Si bien desde un principio se sospechó de que se trataría de un crimen, todo quedó confirmado a partir de la autopsia.
El caso está siendo investigado por el jefe de Homicidios de la Policía de Neuquén, Dalmiro Zavalla e interviene la Fiscalía de Graves Atentados contra las Personas, a cargo de Sandra González Taboada.