Sebastián Piñera y Eduardo Frei no perdieron un minuto de cara al balotaje del 16 de enero de las presidenciales en Chile y ayer mismo relanzaron sus campañas. El objetivo elegido fue el mismo: los votantes del candidato "rebelde" Marco Henríquez-Ominami, aunque las estrategias fueron diferentes.

Mientras el abanderado de la derecha enfatizó en que su propuesta representa "el cambio que Chile necesita", el candidato de la Concertación apuntó al voto "progresista y democrático" defendiendo el "legado social" de Bachelet y a darle mayor participación a jóvenes y mujeres.

Piñera pasó al balotaje tras obtener el 44,05% de losvotos, tras ser escrutados el 99,42% de los sufragios. Frei lo hizo con el 29,60%. Por su parte, el carismático diputado independiente Marco Enríquez-Ominami sumó un 20,13% de los votos y el líder del Juntos Podemos, de izquieda, Jorge Arrate alcanzó un 6,21%.

La batalla comenzó con llamados de ambos a los parciales de Ominami, jingles en radio, cerrando con la reorganización de los comandos de campaña, operación en la que participó directamente la popular presidenta Michelle Bachelet.

Desde temprano se renovaron los eslogans: "Todos por Chile, todos por Frei", se destaca en la propaganda oficialista y "Grita por el cambio...", es una de las frases de la candidatura opositora

"Vamos a hacer un gobierno de unidad nacional, un gobierno mirando al futuro, con cariño y con un compromiso muy especial con la gente que más lo necesita", dijo el multimillonario Piñera al visitar un barrio pobre al sur de la capital. Desde allí además valoró las ideas de Enríquez Ominami y apuntó a sus electores: "Compartimos con ellos ese diagnóstico de una Concertación que después de 20 años está profundamente desgastada" y agregó que " estoy seguro que ellos no quieren más de lo mismo".

Además, Piñera comenzó a evaluar el ingreso a su comando de nuevas caras, para contrarrestar la ofensiva del gobierno, en especial de la presidenta , cuya popularidad roza el 80 %.

La arremetida de Piñera fue contrarrestada desde el oficialismo de hecho por la propia Bachelet, quien aceptó la renuncia de su vocera, la ex diputada Carolina Tohá, para que asumiera al frente del comando de Frei.

"A este proyecto quiero invitarlos a todos a aquellos que votaron por mí y a aquellos que no votaron por mí, aquí abrimos los brazos para que todos se incorporen, las fuerzas democráticas y progesistas", dijo Frei minutos después, flanqueado por Tohá.

Para Frei la llegada de Tohá aporta a fortalecer "un proyecto que tiene historia, que tiene presente y que tiene futuro. Este futuro lo queremos construir con las nuevas generaciones, con los jóvenes, con las mujeres, con la clase media".

"No da lo mismo quién gobierne Chile", añadió inmediatamente y entre aplausos Tohá, una ex dirigente estudiantil durante la dictadura. Criticó con dureza a Piñera que "no ha sido capaz de dejar de lado sus negocios. Hasta el día de hoy, después de la primera votación realizada, todavía el candidato de derecha no ha vendido una sola acción", de las empresas que controla.

En un giro estratégico hacia seducir al voto progresista, la ex funcionaria expresó: "En la elección de ayer hubo otros candidatos que tuvieron también el apoyo de gran cantidad de ciudadanos que nosotros hoy día nos queremos dirigir a ellos y decirles que sus sueños, su aspiración, su deseo y que están representados por Eduardo Frei".

Enríquez-Ominami reiteró ayer que Piñera y Frei "se parecen demasiado´´. Sin embargo, entreabrió la puerta para que sus seguidores apoyen a Frei al afirmar que "Piñera es el candidato de un mundo conservador...y sería un retroceso histórico su elección´´. (DPA/Télam/AP)