| ||
ANÁLISIS: Arriesgada apuesta de Boudou | ||
Con el pomposo título de Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento, el gobierno acaba de mandar al centro de la mesa algo más de un tercio de las llamadas reservas para tratar de convencer al resto de los jugadores que tiene en la mano o desea comprar bonos argentinos, que de su lado hay juego suficiente para respaldar la postura. La idea del ministro Boudou es que, a la hora de tomar fondos prestados, la Argentina vuelva a recibirlos sin problemas, porque lo que está diciendo con este gesto de fortaleza es que dispone en garantía de una masa de dinero de U$S 6.569 millones, que igualmente antes tenía también, aunque no tan explícitamente mostrada, como reaseguro para que no le pidan tasas exhorbitantes. Es una apuesta y Economía espera que los bonistas le crean. ¿Cuáles son los pro y las contras de esta jugada? En primer término, los operadores no compran espejitos de colores, saben de los graves problemas fiscales que tiene la administración y conocen de memoria que las reservas efectivamente lo son, pero con el reparo de que no se trata de sobrantes para dilapidar. Si bien el mercado presume que esta operatoria es diferente a aquella por la cual se le pagó al FMI, tiene en claro que las reservas son algo que no debería ser manipulado, qué significa respaldo genuino o cuál es la diferencia entre Reservas Brutas y Netas y sabe también lo peligroso que resulta que, en la ocasión, la contrapartida de la porción que toma el Tesoro a su cargo (37% de lo que supera la Base Monetaria) esté sostenida por los depósitos bancarios, los mismos que las entidades financieras usan para suscribir Letras del Banco Central.
HUGO GRIMALDI | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||