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Cien aņos de felicidad | ||
Por primera vez en sus 113 años, Banfield gritó campeón. Casi lo logra en el ´51. Esta vez se le dio. Mirá el video con el resumen del partido. | ||
Explotaron al fin gritos postergados durante más de cien años en el rincón sureño de Banfield, terruño levantado por ferroviarios ingleses que abrazaron primero el cricket y que hoy gozan el fútbol prolijo y los goles del sorprendente uruguayo Santiago Silva, protagonista excluyente en el Taladro de Julio Falcioni. Salió eyectado al fin ese grito que estuvo a punto de extirparse de las gargantas, tras aquella definición amarga de 1951. Aquella vez fue el Racing tricampeón que puso la lápida a aquella ilusión verde y blanca, colores de origen difuso y discutido que sucedió al marrón y amarillo viejo bien ferroviario de la estación que construyó Edward Banfield, el primer gerente del Gran Ferrocarril del Sur. Volvió a sufrir Banfield en La Bombonera, pero tempranamente San Lorenzo hizo acallar los susurros temerarios de Newell´s en Rosario. Atrás quedaron años de vaivenes, de los ingleses que dejaron al club pleno de ausencias cuando fueron a poner el pecho por su patria a la guerra del ´14. Descuentos de puntos, ascensos y descensos a lo largo de un siglo. Tuvo alegrías en el fútbol de Primera como aquella goleada, de 13 a 1 sobre Puerto Comecial de Ingeniero White en el viejo Nacional del 74, la más amplia de la historia del fútbol argentino, con siete del Juanchi Taverna. Y el orgullo de ser llamado Taladro, ofrendado por el diario Pampero, tras la campaña de 1941, donde para mantenerse en primera, de los últimos 16 partidos ganó 11 y perdió 5, con goleada de por medio a Independiente por 4 a 3, Banfield soportó cómo el rival de los últimos años, Lanús, celebraba hace apenas dos epílogos primaverales, su primer título en el fútbol grande. Como Lanús, Banfield dejó en el camino a los grandes -salvo a Racing-, que suelen rasgarse las vestiduras cuando pasan dos o tres años sin campeonar, no 113 como le ocurrió al Taladro. Sin lujos, pero con un equilibrio que ningún grande, más la explosión de Silva, taladrador de arcos rivales pese a su ausencia en la red boquense, los festejos se trasladaron a otro rincon del sur, en Peña y Arenales, el "Sola", que ayer estuvo lleno, aunque sus héroes estuvierona en La Boca.
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