El entramado de medidas de socorro en incesante crecimiento para mitigar y no resolver la indefensión de cada vez más pobres e indigentes es la evidencia más elocuentes de lo que realmente se está haciendo: distribuir pobreza y no riqueza.

Generar trabajo es distribuir riqueza, único modo que permite vivir dignamente con derecho a vivienda, alimentación, vestimenta, salud, educación y recreación real.

Lo otro es la receta inmoral de los demagogos que usufructúan políticamente las necesidades desesperanzadas de los desamparados.

El gobierno ha demostrado su incapacidad para hacerlo, por sus características monárquicas, como ya había analizado J. J. Rousseau en su "Contrato Social" en el siglo XVIII: "Un defecto esencial e inevitable, que hará siempre que el gobierno monárquico sea inferior al republicano, es que en éste la voz pública casi nunca eleva a los primeros puestos sino a hombres notables y capaces, que los desempeñan honradamente, mientras que en las monarquías los que hacen fortuna suelen ser enredadores, bribonzuelos e intrigantes, a quienes la mediocridad que permite alcanzar puestos preeminentes en las cortes sólo les sirve para mostrar al público su ineptitud, tan pronto como los han alcanzado".

Emilio Zuccalá

DNI 4.492.678

Buenos Aires