- ¿Por qué cree que la UCR puede volver a gobernar el país luego de ser una fuerza que, al menos en la transición, dejó mucho débito en cuanto a manejo del poder?

- Porque somos la única fuerza con fuerte historia en resistencia a procesos políticos que, con legitimidad de origen, terminan en procesos autoritarios; el kirchnerismo, por ejemplo. Los radicales estamos probados a fuego en esta materia. Esto, más allá de nuestra debilidad, es nuestra fortaleza.

- El radicalismo nunca fue un partido muy proclive a insertarse en alianza. En esta materia es, en general, individualista. Hoy, la historia da cuenta del arrepentimiento del partido por haber integrado -por caso- la Unión Democrática en el 46. También fracasó con la alianza con el Frente Amplio a la hora de gobernar. Mirando el 2011: ¿ir solo o alianzas?

- Es cierto lo que usted señala, pero también hay realidades a tener en cuenta. La política y la gestión sobre los problemas que le son inherentes se han tornada cada vez más complejas, más desafiantes. Ningún partido, desde la individualidad, está en condiciones de gestionar desde el gobierno la complejidad de los problemas que tiene el país. Hay que sumar esfuerzos desde coincidencias programáticas muy reflexionadas y con el compromiso de cumplirlas desde el poder. Yo soy aliancista. Creo que los radicales debemos mirar el 2011 conformados en una alianza con otras fuerzas progresistas. El 2011 es una gran oportunidad para que finalmente tengamos un gobierno nacional que haga de la política un sistema de protección, no un sistema de desprotección.

-¿Cómo es esto último?

- Claro, que se ocupe del conjunto de la sociedad, que no divida, que busque cohesionarla serenamente. Usar el poder con tranquilidad, sin buscar enemigos, sin vivir alentando sospechas, enfrentando. La gente está harta de que el poder la divida...

- Pero no divide sólo el gobierno, sino también otros rincones del poder. Claro está que el gobierno tiene la obligación de la ejemplaridad.

- ¡Por supuesto que hay otras voces! Alguna vez tendremos que encontrarnos en algo común a todos, que es el país...

- ¿Consensuando? Usted sabe que este término se ha convertido en polémico a la hora de reflexionar la acción política.

- Yo creo que el consensuar políticas no debe jamás implicar la desnaturalización absoluta del programa con que nosotros debemos llegar al poder en el 2011. Hay que reconstruir la relación política entre los partidos, saber que si no hay coincidencias sobre este o aquel tema, no es la muerte: es la democracia. Argentina está rodeada de sistemas políticos que se dignifican funcionando sus partidos en marcos de coincidencias y desacuerdos, pero sin estigmatizarse, sin mirarse como enemigos... Así pasa en Uruguay, en Chile.

- ¿Está de acuerdo con la nueva ley de Partidos Políticos?

- No en toda su extensión, pero es un avance, hay que corregirlo hacia adelante. Ayuda a oxigenar el funcionamiento del sistema.

- Y ayuda al radicalismo en tanto desbroza el camino hacia el bipartidismo ¿O no?

- Mire, no sé si el sistema político volverá a pivotear en el bipartidismo como fue durante años, pero tengo en claro que tampoco puede funcionar un sistema político con 700 partidos, sellos prestados en la mayoría de los casos a cualquier negocio que le propongan desde el poder.

- Vuelvo a la relación UCR - sociedad. En el seno del partido va y vuelve un convencimiento: los argentinos siempre le exigen más al radicalismo que al peronismo. La razón -siempre según sus correligionarios- en que el radicalismo siempre representa el "debe ser", mientras que el peronismo es el "ser", se lo asume como es. ¿Cuál es su opinión sobre esto?

- Sí, algo de eso hay: nos exigen más. A la gente le cuesta menos votar al peronismo que hacerlo por el radicalismo. Cuando se decide a apoyar al radicalismo lo hace desde un proceso muy racional, por causas muy fundamentadas que tienen, como lo dicen distintos tramos de la historia, en muchos casos el cansancio por el estilo con que el peronismo suele gobernar... Es decir, la gente suele ir al peronismo por cierta forma que tiene el peronismo de definir, de decidir, pero - como está sucediendo ahora precisamente-, los desbordes de poder del peronismo lo alejan de mucha gente que vuelve entonces a pensar en el radicalismo como alternativa.

- ¿Qué no puede volver a ser el radicalismo?

- Una puerta giratoria donde se entra frívolamente y se sale frívolamente.

- Usted estuvo en el núcleo más firme de los mohicanos que a partir del 2005 resistieron el embate del kirchnerismo por peronizar al radicalismo. ¿Cómo recuerda ese tiempo?

- Y... fue agrio. Uno recorría el país, los comités, y se encontraba con un partido que se deshacía. Había de todo... desde quienes se iban no al peronismo sino se iban desde la política como tal, se clausuraban de la política porque sentían que el partido ya moría; y hubo otros que se aferraron al peronismo incluso con dolor... pero bueno. Fue... descorazonante, un tiempo en que el partido tampoco estaba en condiciones de ofrecer nada...

- Al menos que la oferta no tuviera épica churchilliana?

- Claro... pero no había mucho. ¡Sabe lo que era todos los días... "Se fue éste, se fue aquél"...

- Hace un momento, al hablar del radicalismo y sus alianzas de cara al 2011, habló de forjarlas con fuerzas progresistas. ¿Qué alcance le da al término progresista?

- El de no resignarnos -por caso- a que la Argentina tenga 14 millones de seres por debajo de la línea de pobreza. No podemos resignarnos a que este drama sea incorporado a nuestra existencia como una consecuencia natural del funcionamiento del sistema.

- ¿Cómo se hace para dar una respuesta a semejante desafío?

- Por lo pronto, aceptando que ese drama está ya afectando nuestra cotidianidad y que está destinado, si no se lo supera, a perturbar la existencia del funcionamiento del sistema en términos graves. Los demás son acuerdos en políticas nacionales a los que hay que llegar sin egoísmos, sin mezquindades y no sólo desde la política, sino desde el conjunto del poder y la sociedad.

- Cuando uno sigue el peregrinaje de las ideas de varios de los máximos integrantes del flamante Comité Nacional de la UCR y lee, por ejemplo, los diarios de sesiones del Parlamento, los que han sido o son diputados o senadores y que hoy componen esa conducción, son recurrentes en denunciar el cariz que ha tomado en este momento todo lo concerniente al...

- ¿Al federalismo?

- Exactamente.

- No puede ser para menos. Con el kirchnerismo se ha llegado a tanto bastardeo de nuestro atormentado sistema federal, que se lo ha pervertido como jamás había sucedido en nuestra historia. Lo ha transformado en una máquina de extorsión en función de sus apetencias de poder. Mire, no hay ninguna posibilidad de construir un futuro institucional digno para la Argentina, de pensar en políticas públicas de significación, si no se desarma todo lo que el kirchnerismo hizo y hace para liquidar el federalismo. Si la política que viene ya a partir del nuevo Parlamento y que se renovará en el 2011 no entiende esto... bueno...

- Bueno ¿qué?

- Más decadencia...

"Cobos sí, pero esperemos" 

- ¿Julio Cobos es número puesto como candidato a presidente por la UCR en el 2011?

- No, no. Si miramos ese proceso desde este presente, tiene muchas chances de ser el candidato? el que más chances tiene desde el radicalismo. Pero para hablar de esa candidatura, aún resta mucho. Hay que esperar, tomarnos el tiempo necesario...

- Ernesto Sanz, flamante presidente de la UCR, acaba de decir que Cobos "solo no va ni a la esquina". En otros términos: necesita del radicalismo y el radicalismo pesa incluso por encima de la proyección de muy buena imagen que tiene Cobos. ¿Cómo cree que debe manejarse el partido en esta cuestión?

- Yo estoy de acuerdo en resistir imposiciones que vengan avaladas por determinadas situaciones. La candidatura debe ser el reflejo de un partido de vida interna bien abierta, de debate, de consulta, de decir lo que se piensa. Es decir, un partido con la democracia que le debe ser propia a un partido y no un espacio donde la democracia es de candidatos. Lo mejor que le puede suceder al candidato radical para el 2011 es que tenga un partido conforme con su candidatura, que lo respalde, que lo ayude, que le sume ideas.

- Elisa Carrió detesta a Julio Cobos, al que trata públicamente con dosis de furia verbal más para materia de reflexión desde la psiquiatría que desde la ciencia política. Ella lo ofende, le dice "ameba". Ella, además, mirando el 2011 no se concibe si no es como candidata a presidenta. Y Carrió es socia del radicalismo en la Concertación Cívica. ¿Cómo cree que puede resolver el radicalismo este escenario? ¿Se podrán amalgamar intereses?

- Con Lilita no será fácil, sin duda. Pero estoy persuadido de que lo que no debe hacer el radicalismo es, en este sistema de partido y alianza, darles cabida al personalismo, a posiciones políticas estructuradas desde el personalismo. Si esto sucediera, estaríamos negando lo que aspiramos hacer del radicalismo: una fuerza abierta, con todas las voces posibles. Nuestra aspiración es que a la hora de comenzar a reflexionar sobre candidaturas, los personalismos no sean un freno para lograr acuerdos entre partidos que buscan una alianza...

Ángel Rozas tiene 59 años, es chaqueño y abogado. Nació en cuna radical en una provincia donde, desde el surgimiento del peronismo, las huestes de Alem fueron virtualmente borradas como opción de poder.

CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com