Un viejo dicho expresa: "Nunca solucionar un problema con otro problema". Este viejo dicho cobra actualidad con las creaciones maquiavélicas de nuestro gobierno nacional.
Ejemplos: solucionar la falta de poder ocasionada por carencia de gestión y caída de la credibilidad con leyes aberrantes, inconstitucionales y confiscatorias de las libertades individuales de las personas; pretender solucionar la pobreza de la niñez con fondos previsionales confiscados a ahorristas privados de las AFJP y de las viejas jubilaciones llamadas de reparto, de Anses .
Y entre tantos otros ejemplos: usar el presupuesto de Salud Pública, adonde acuden los más carenciados, con el objeto de acrecentar los subsidios a los ricos sindicatos y empresas de servicios con facturaciones largamente congeladas para simular una estabilidad inexistente y populista que ahora explotó con múltiples tarifazos.
Y siguiendo con el ejemplo del saqueo a Salud Pública, deteriorada a límites insospechados: patrimonio exclusivo de ella, aparte de su gratuidad, son la Profilaxis y la Asistencia (ambas con mayúsculas). Nada menos que la profilaxis o medicina preventiva, que hace varias décadas ha desaparecido. Un ejemplo de ello es la inexistencia de los planes de vacunación gratuitos y obligatorios a todos los menores de 5 años, lo que ha provocado el regreso de enfermedades ya desaparecidas precisamente por las vacunas, como la poliomielitis y el sarampión. Ambos con secuelas muy graves.
Ahora, apresuradamente, se implementaron con ambas vacunas. La desagradable sorpresa fue el bajo porcentaje de vacunados. Se cree que después de tanto tiempo de ausencia de dichos planes, la gente poco informada de su importancia u olvidada no concurrió a los centros donde se las aplicaba.
La parte asistencial de los hospitales también se deterioró en forma lamentable y extendida a todo el país, salvo excepciones.
Sus causas: los diezmados presupuestos que causaron mucha deserción por las bajas remuneraciones tanto a médicos como a otros profesionales de la medicina, personal de enfermería y auxiliares. Todos ellos fueron absorbidos por la medicina privada. Otras causas son la desactualización técnica y edilicia. Curiosamente, no faltan hospitales. Se da el caso lamentable de hospitales nuevos, recién construidos y totalmente equipados, que permanecen cerrados por falta de personal.
La carencia asistencial es suplida por establecimientos privados con gastos a cargo del Estado pero con importantes demoras en abonar los servicios, lo que genera dificultades financieras a estos prestadores.
Resumiendo: toda la medicina, tanto estatal como privada, está en riesgo de crisis.
Para finalizar, dos estadísticas curiosas: 1) en los países desarrollados y serios hay un médico cada cuatro enfermeras. En Argentina al revés: cuatro médicos por enfermera; 2) en Argentina hay aproximadamente 200.000 médicos. Si dividimos por 40 millones de habitantes, comprobamos que hay un médico cada 200 habitantes. En la provincia de Neuquén, uno cada 300 y en la ciudad de Buenos Aires uno cada 30. Los países desarrollados y serios tienen un médico cada 800 habitantes.
Rubén E. Cisneros, LE 3.428.143 - Neuquén