Como se suele decir, la tercera es la vencida. Porque después de probar con dos policías de frondosa currícula, Palacios y Chamorro, para la jefatura de su flamante Policía Metropolitana, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, designó a un civil, Eugenio Burzaco.
Macri ha sido zamarreado por la prensa cuando tomó estado público la noticia de que el no tan "Fino" comisario Palacios se dedicaba a espiar gente. No faltaron fuentes seguras porque el juez federal Norberto Oyarbide fue pródigo en la información sobre una investigación que involucra a esos policías.
La oposición a Macri celebra, por supuesto, el zamarreo. Y no sólo eso. Entusiasmada, ha puesto en la mira a Burzaco, a quien acusa de haber sido asesor de Jorge Sobisch cuando se produjo el asesinato del maestro Carlos Fuentealba. Tanto Macri como el mismo Burzaco lo negaron. Sí, fue asesor, pero hasta el 2005. El crimen se produjo dos años después.
Los que quedaron velados detrás del escándalo fueron los acontecimientos políticos (y algo más) que se desarrollaron en tierras neuquinas en el 2004, cuando el entonces gobernador inició su campaña presidencial.
Todo empezó en Villa La Angostura cuando Sobisch invirtió 220.000 pesos en un "Encuentro Internacional para Intendentes y Políticos" denominado "Los Gobiernos Locales en el marco de la Regionalización", que se hizo en la ciudad andina a principios de abril del 2004. De los 220.000 pesos, Doris Capurro cobró 85.000 por organizarlo. Capurro era, según informó La Nación.com del 3 de febrero de 2003, jefa de comunicación de Macri.
Nunca se explicó por qué el encuentro sólo incluyó a intendentes y políticos, pero cuando se supo que Macri estaba entre los invitados se pudo entender que al anfitrión le interesaba que un político, ése, estuviera presente. Sin que se le conociera una gran afición por los seminarios, Macri estuvo y llevó consigo a Burzaco. En pos de una proyección nacional, Sobisch pudo fotografiarse con su invitado y, en una conferencia de prensa de ambos, anunció eufórico que los dos trabajarían "juntos para el país".
Después hubo más reuniones y más fotos. Una, en marzo del 2005, se hizo el lunes 14 de marzo del 2005 en el departamento porteño de Macri y continuó en una cena servida en la casa del actual jefe de gabinete del gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
Un comunicado expedido después dijo que ambos personajes habían coincidido en construir "una real alternativa de poder que permita disputar la presidencia de la Nación en el año 2007". Comentarios posteriores de Sobisch dejaban entrever su deseo de ir a los comicios presidenciales en una fórmula compartida con Macri. Seguramente, alguna "media palabra" tenía de su asociado, porque en su edición on-line del 28 de junio del 2006 el diario "La Nación" informó que "Macri ratificó su alianza electoral con Sobisch".
Pero también se notaba, a medida que el tiempo iba pasando, que el interés de Sobisch en una alianza político electoral crecía, en una medida inversamente proporcional al de Macri.
Finalmente, Macri pudo zafar cuando se produjo el asesinato de Fuentealba. En Perfil.com del 11 de abril del 2007 se informó que "en un intento por no quedar pegado al gobernador del Neuquén, Jorge Sobisch, el líder del PRO, Mauricio Macri, volvió a mostrase desinteresado en volver a establecer una alianza con el mandatario sureño".
Burzaco, asesor, había aportado al Plan Integral de Seguridad (PIS) neuquino que Luis Manganaro, ministro del ramo, había comunicado al público también en el 2004. Eso, y la inversión de 50 millones de dólares sobre la que informó Sobisch a Mariano Grondona, fue todo lo que se supo de fuente oficial. Lo demás quedó, hasta hoy, bajo un riguroso secreto.
No obstante, este diario averiguó algunas cosas. La más importante, que la selección de las empresas adjudicatarias del plan, concretada también en el 2004, había prescindido de la licitación pública. Fueron contratadas directamente Damovo SA para la digitalización de las comunicaciones policiales -un sistema conocido por el número de acceso, el 911-, empresa presidida por Manuel Requejo García, dirigente de Boca Juniors y amigo de Macri; Modena Auto Sport, cuyo dueño era Cristiano Rattazzi, otro amigo de Macri, proveyó dos helicópteros Bell; y a una concesionaria de Volkswagen se le compraron 200 automóviles Polo. Enteradas, a pesar del secreto, del negocio, dos empresas quisieron competir. Motorola ofertó por el 911, y Aero Link, representante en Buenos Aires de la brasileña Helibras, fabricante del Eurocopter, por los helicópteros. No fueron escuchadas.
Sobre finales del 2004 la opinión pública se enteró, por este diario, del presunto fraude de la exportadora de carnes Temux, en perjuicio del banco provincial. Fue una gran sorpresa que a principios del 2005 se supiera, gracias a documentación aportada por el diputado provincial Ariel Kogan, que Damovo había depositado 12 millones de pesos en cuentas del grupo Temux en el BPN. Estrictamente eran cheques entregados a subcontratistas de Damovo los depositados. Pero esos subcontratistas no pudieron ser ubicados por "Río Negro" en una investigación realizada en los domicilios declarados en la ciudad de Buenos Aires. Ni siquiera pudo ubicar a uno de esos subcontratistas, Allcont, la Dirección de Rentas de la ciudad de Buenos Aires, que lo citó por edictos.
El fiscal que intervenía en el caso Temux, Pablo Vignaroli, no quiso investigar los motivos que tuvo Damovo para hacer esos depósitos. Tampoco le pareció necesario investigar los contratos del PIS, ni la licitud del secreto que pesa sobre los expedientes. Ahora hay un nuevo fiscal, Ignacio Di Maggio.
JORGE GADANO
jagadano@yahoo.com.ar