Viernes 11 de Diciembre de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Debates
Un país móvil, de millonarios jóvenes y pobreza mortal

El diario "La Tercera" relevó en el 2006 las principales tendencias de la sociedad chilena. Allí se pueden hallar datos reveladores sobre la transformación social en los años de la Concertación.

* Los millonarios chilenos crecieron un 55% desde el 2000 y llegan a unas 4.000 familias, que alimentan un mercado de lujo, viajes exclusivos y hasta helicópteros, cuyo parque aumentó un 30% en los últimos diez años. De ellos, un puñado de familias pertenece a supermillonarios, con más de 1.000 millones de dólares de fortuna (entre ellos Sebastián Piñera, unos u$s 3.000 millones) Otras 632 familias son millonarios consolidados, con más de cinco millones de dólares en activos líquidos.

* Fortunas nuevas. El origen de las fortunas chilenas es relativamente reciente: la mayoría de los millonarios promedia poco más de 50 años y son apenas segunda generación de "ricos", unas 3.400 familias. Esto se explica porque muchas fortunas ligadas a la tierra se perdieron con la reforma agraria de los 60 y 70. Otras de origen industrial y bancaria colapsaron con el crack de los 80. Los sobrevivientes son en su mayoría beneficiarios del boom exportador, el sector financiero trasnacionalizado y de negocios con las altas tasas de crecimiento (5% anual del PBI) en los últimos 20 años.

* Mejora general. El resto de las clases sociales también ha mejorado pero a menor ritmo: un 20% de la población salió de la pobreza en 15 años y el salario promedio de los chilenos creció un 30% en la última década. Aun así, el 1% de las familias de altos ingresos se llevó en el 2003 casi el 20% del ingreso nacional.

* Desigualdad récord. El 60% de la riqueza chilena está concentrada en el 20% más rico de la población.Una familia de este segmento gana 17 veces más que una del 20% más pobre. Esta distancia duplica a la de EE. UU. (8,9 veces) y pone a Chile entre los 10 países más desiguales del mundo, el primero en Latinoamérica.

* Movilidad por la educación. La desigualdad ha ido descendiendo a niveles de los años 60 (0,54 del índice Gini) y no implica inmovilidad social. Hace 30 años, sólo dos de cada 10 santiaguinos lograba ascender socialmente, hoy lo hace el 44%. La vía de ascenso social ha sido la educación: los jóvenes con ingresos menores a 450 dólares mensuales triplicaron su presencia en casas de estudios superiores. El 70% de los universitarios tiene padres no profesionales. La conciencia de que la educación es la vía de ascenso social ha motorizado movimientos como el de los "pingüinos" (secundarios) en el 2006, buscando mayor equidad en este sector.

* También hay descenso social: cerca de un 25% de los chilenos confesó, en una encuesta CEP, tener miedo a bajar de clase social. El temor se potencia porque, a diferencia de los años 60 y 70, los sindicatos no son poderosos y hay menos recursos públicos para proteger a los más desfavorecidos: las redes sociales son más débiles. La fragilidad social es mayor en los sectores más populares: un estudio sobre la encuesta social más importante (Casen) del 2001 indicó que un 11% de quienes no eran pobres en el 96 había descendido a ese nivel en ese año.

* Calidad de vida. Un estudio del Ministerio de Salud reveló que los chilenos sin acceso a la educación viven 10 años menos de quienes poseen estudios superiores, tienen 6 veces más probabilidades de quedar ciegos, 31 veces más chances de sufrir demencia y 8 veces más oportunidades de morir entre los 30 y 44 años. La diferencia es la desigual calidad de los servicios de salud, educación y seguridad social según el sector donde viva y el nivel de ingreso.

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